El conocimiento general del Estado es necesario para el sano manejo de las relaciones en sociedad moderna. Esta herramienta no solo permite al ciudadano comprender de manera adecuada sus obligaciones y responsabilidades, sino que también demuestra la importancia de hacer notar los derechos y la participación activa con los mismos, construyendo una sociedad más justa y equitativa. Conceptos básicos como el de un “Estado” es importante para niños y jóvenes a quienes muchas veces se les enseña de deberes y obligaciones sin un fundamento de por medio. Es desvincular una gran porción de la población de asuntos que en un futuro pueden decidir el paradero de nuestra nación. No nos parece alarmante pensar en aquellas nuevas generaciones que vienen con un rezago político-social, en el cual lo único que saben es que tienen que seguir lo que sus padres les enseñan en la casa; bajo esa lógica, realmente no tienen una libertad o pensamiento crítico, su opinión es prácticamente invalidada y no funge como una verdadera razón para su toma de decisiones. Parte de conocer el Estado es entender cómo las instituciones interactúan entre sí, el cómo influyen en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Nunca olvidemos la importancia de conocer nuestros derechos, pues estos son garantías fundamentales que protegen a los individuos contra abusos de poder y aseguran su dignidad. El conocimiento de los derechos es esencial para que los ciudadanos puedan exigir su cumplimiento y defenderse contra cualquier violación. Además, este conocimiento fomenta la participación ciudadana en la política y en la toma de decisiones que afectan a la comunidad. La participación ciudadana es un elemento clave de toda democracia, sin esta no tendría sentido el poder del pueblo. La reinserción de la población joven en política demostraría una democracia aún más fortalecida, una generación más preparada y un futuro más prometedor para el país. Todo esto empieza en casa, con el apoyo familiar, la inclusión de los menores en casa en temas que no deben ser ajenos a ellos, ya que también son ciudadanos, y mientras lo sean pueden aprender de su entorno. Cuando los jóvenes obtengan una aprehensión profunda del Estado y sus derechos, estarán mejor equipados para participar en procesos electorales, manifestaciones pacíficas, y en la formulación de políticas públicas. Esto no solo fortalece la democracia, sino que también asegura que las decisiones tomadas por los gobernantes reflejen las necesidades y aspiraciones de la población. Como costarricenses no podemos obviar el importante rol de la educación en el tema, la cual debe de tener una mayor inclinación dentro de sus clases cívicas. Los sistemas educativos deben incluir programas que enseñen a los estudiantes sobre la estructura del Estado, la verdadera importancia de la participación ciudadana y su repercusión. Posterior a esto, las generaciones vendrán verdaderamente preparadas para luchar contra las siguientes adversidades, como un pueblo, no como solo una parte de él; contaremos con jóvenes activos en política, preocupados por la situación y la conducta institucional.