Los agricultores tienen que lidiar con una serie de factores como poco apoyo del gobierno, deficiente comercialización, competencia por precios de productos importados, plagas, enfermedades, créditos deficientes, nula capacitación. Como si todas estas preocupaciones no fueran suficientes se suma el cambio climático. Lugares con sequías y otros con mucha lluvia lo que provoca inundaciones, erosiones de suelo, aumento de enfermedades por hongos. La inteligencia artificial (IA) emerge como una poderosa herramienta para abordar los desafíos que enfrentan los agricultores en todo el mundo. Al aprovechar la IA, los agricultores pueden tomar decisiones informadas basadas en datos y anticiparse a los cambios climáticos. Ella ayudará con los rendimientos de los cultivos, la seguridad alimentaria y la rentabilidad a corto plazo. La IA puede analizar grandes cantidades de datos históricos y en tiempo real, incluidos datos climáticos, de suelo y de cultivo, para generar pronósticos precisos. Estos pronósticos permiten a los agricultores planificar y ajustar sus operaciones, desde la siembra hasta la cosecha, teniendo en cuenta las condiciones climáticas esperadas. Estos datos son analizados por algoritmos de IA, que generan recomendaciones específicas y adaptativas para el manejo agrícola. Los agricultores pueden ajustar de manera precisa el riego, la aplicación de fertilizantes y pesticidas, y otras prácticas agrícolas, maximizando la eficiencia y minimizando el impacto ambiental. Mediante el análisis de datos genéticos y el uso de algoritmos de aprendizaje automático, la IA puede identificar características genéticas que confieren resistencia a sequías, temperaturas extremas u otros desafíos climáticos. La combinación de la inteligencia humana y artificial nos acerca a un futuro en el que la agricultura puede enfrentar los desafíos climáticos y alimentar a una población mundial en constante crecimiento. ¿Qué pasara con nuestro país? ¿Continuaremos como los testículos del berraco? Atrás para continuar importando alimentos. Aún no tenemos problemas serios de hambrunas, pero en el futuro con un sector agropecuario artesanal seguro que sí.