Para iniciar, un ejercicio sencillo, veamos ejemplos de algunos países donde se practica la técnica de la FIV como parte del protocolo para tratar los problemas de fertilidad:
Italia, país donde se encuentra enclavado el Vaticano; Suiza, país que brinda la seguridad al sumo pontífice; Argentina, país de origen del actual papa Sr. Jorge Mario Bergoglio; Alemania, país de origen del papa emérito Sr. Joseph Ratzinger y sin dejar de lado a Israel, país de origen de Jesucristo, la principal y más influyente figura del cristianismo.
Sin necesidad de ir tan lejos, nuestros vecinos, Nicaragua, el que probablemente tenga la mejor clínica de fertilidad en Centro América y por supuesto Panamá, país donde la mayoría de las parejas ticas con problemas de fertilidad eligen para realizarse dicha técnica; en fin hasta en los países más católicos de todo el orbe es permitida y practicada la fertilización in vitro.
Ahora bien, en Costa Rica, a finales de los años noventa del siglo pasado la FIV se realizaba con éxito, hasta que nuestros magistrados aceptaron acoger un recurso para suspenderla. Hoy día con una sentencia en firme de la CIDH para que se retome nuevamente su aplicación, nos encontramos con una iglesia católica costarricense tratando de influenciar para que no se acate el fallo; inicialmente con una campaña de radio, a mi parecer grotesca, utilizando voces de niños que no entendían lo que decían, y recientemente imprimiendo 50 mil panfletos indicando “Defendemos la vida”, rebasando el colmo de usar los servicios públicos de los gobiernos locales como en el cantón de La Unión, donde solicitaron la colaboración para repartir los panfletos, e invocando a sus fieles a marchas “pro vida” y utilizando otros medios de su basto arsenal, con el objetivo de presionar al gobierno para incumplir con la orden formal que le fue dada por la CIDH.
La iglesia católica costarricense puede adversar dicha técnica por sus creencias, pero no lleva la razón al intentar menoscabar la autoridad del Gobierno y menos en hacer que se irrespete el fallo de la CIDH; por qué se empeña en ver a nuestro país como si fuera una aldea, por qué no ver el ejemplo del resto de naciones donde sus dirigentes profesan un catolicismo responsable y permiten la FIV como parte de las herramientas que brinda la ciencia para dar esperanza a las personas con problemas de fertilidad; ya es tiempo que la iglesia entienda, que respete el ordenamiento jurídico internacional y rectifique su proceder.
Además de la iglesia católica, tenemos los partidos confesionales en la Asamblea Legislativa, con el diputado Mario Redondo como cabeza visible del movimiento empeñado en que no se acate el fallo del CIDH, la actitud del Sr. Redondo causa perplejidad; no porque esté en contra de la FIV, sino porque siendo conocedor del quehacer parlamentario, habiendo presidido el directorio legislativo en el periodo 2003-2004, mostrando siempre un comportamiento respetuoso hacia el debate democrático; hoy se empeñe con prácticas filibusteras y sugerencias descabelladas para entorpecer el avance y no permitir que se discuta la norma que levante su prohibición; instamos a don Mario a que recapacite, converse con el bloque que representa, permita el debate y vuelva por el camino de la sensatez que antes lo caracterizo.
La administración del presidente Luis Guillermo Solís Rivera, hoy tiene el deber y la oportunidad de aprobar el uso de la técnica de la FIV, indudablemente sería un triunfo para el gobierno por el cual sería recordado siempre, también sería un triunfo para los diputados de la AL marcando un hito al lograr entenderse con los conservadores, pero por sobre todo sería un triunfo para el país; para las parejas que ven en dicha técnica la posibilidad de ser padres, para las mujeres y los hombres cuyo reloj biológico no se detiene y para las futuras generaciones que podrán contar con todos los avances científicos que ofrece la medicina.