
El desinterés y la falta de motivación mostrados por un sector de costarricenses, los cuales son considerados tanto por analistas políticos y observadores electorales, como abstencionistas e indecisos frente a las próximas elecciones presidenciales, serán el As bajo la manga con que cuenten los partidos tradicionales y demagogos-populistas, este próximo 4 de febrero 2018.
Porque los versados en el arte de la política costarricense, como mal ensayo de la “Politeía aristotélica” ya se están frotando las manos, debido a ese sector de la población que se dice abstencionista o indeciso, y que se mostrará como el caballo de Troya con que éstos políticos de siempre, con su discurso rancio de clientelismo caduco, tratarán de comprar votos, ofreciendo atolillo con el dedo, a una parte del pueblo que siempre ha dejado que otros piensen por ellos mismos.
En lugar de ofrecer soluciones e ideas concretas que saquen adelante a este país de la ola de corrupción institucionalizada y crimen organizado que lo azota. Porque no es mera casualidad que el tema principal a menos de tres semanas para elegir al nuevo Presidente de la República, sea cualquier cosa, menos lo que realmente importa; que Costa Rica logré limpiar su nombre, en cuanto a la creciente inseguridad ciudadana, saqueo de los fondos públicos, por parte de los mismos representantes del Estado, como también superar la apatía política y desconfianza generalizada, en un sistema judicial que está hoy en entredicho.
Debido a que el común denominador que caracteriza al costarricense promedio, es que posee mala memoria, según los analistas. Pero para lo que realmente importa, en cuanto a la lista interminable de ex políticos cuestionados en los últimos 20 años, dentro del bipartidismo de viejo cuño, por diversos casos de corrupción, acoso sexual y laboral en la Asamblea Legislativa, enriquecimiento ilícito, además del desvío de fondos públicos, presentándose en la actualidad con un borrón y cuenta nueva, frente a la ciudadanía.
Al lavarse la cara, con un discurso más que conservador en cuanto a cualquier tema en donde se pueda recordar que en otra época, fueron acusados de diversos delitos en contra no solo del honor hacia la patria, sino también del manejo de dineros de todos los contribuyentes, que depositaron su confianza e incluso hasta creyeron en un gobierno del pueblo y para el pueblo.
Ya que en la actualidad, se ha puesto en auge la utilización de esta frase por parte de algunos ex miembros de los cuatro poderes del Estado, que andan por ahí, vestidos con piel de oveja y proclamas de que el pueblo somos todos. Pero solo para reconstruir de nuevo las viejas coyunturas histórico-sociales de las que ahora, ellos mismos son solo un recuerdo añejo y pasado de lo que no se debe hacer, dentro de la conformación de un Estado Social de Derecho.
Frente al cual, todos debemos poner más atención en los planes de gobierno que nadie lee y que son el reflejo del supuesto compromiso político-social, con que los candidatos nos deberán rendir cuentas en el futuro. Porque se trata que no sean otros los que elijan que se nos dice y que no, ya que abunda la censura previa de lo que se debe, o no pensar como posible en ésta Costa Rica, donde habitamos y cotizamos todos, sin hacer distinción alguna, aunque otros se hayan convertido por décadas, en maestros en la legitimación de capitales no declarados, empobreciendo cada vez más al país.
Con doctorados en tergiversar la ética y moral pública de lo políticamente incorrecto, para ganar unos cuantos votos, sin prestar un mínimo interés por la gente de a pie, que talvez no tiene el tiempo de sentarse a discutir un plan de gobierno como se debe. Y que para las próximas elecciones deben tener muy presente que los políticos, también tienen muy mala memoria, pero para lo que les conviene; porque dependen del olvido de los ciudadanos, para seguir saqueando los fondos del Estado con mucha diplomacia y buena letra.
Hablándole a la gente con un discurso moderado y locuaz, para después sin ningún miramiento, despojarlos de sus derechos y capacidad de elección, como un instrumento para alcanzar ese puesto en que se encuentran hoy. Y donde posiblemente, estarán generación tras generación, porque a esto en Costa Rica se le llama “carrera política perpetua”, dentro de una democracia participativa del pueblo y para el pueblo y por ende, de elección popular…
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