Juventud, innovación y futuro: El reto de reactivar la economía costarricense

La reciente caída de la confianza en el presidente Rodrigo Chaves, reflejada en las encuestas, pone en evidencia un creciente malestar entre los costarricenses. Las promesas de prosperidad y seguridad que han dominado el discurso oficial contrastan con una realidad donde la inseguridad, la pobreza y la falta de oportunidades para los jóvenes se vuelven cada vez más palpables. La situación actual parece un callejón sin salida, y la pregunta que surge es: ¿quién podrá salvarnos?

Es claro que las soluciones tradicionales no son suficientes. Prometer prosperidad es fácil, pero lograrla requiere una acción decisiva. Para muchos costarricenses, la promesa de un mejor futuro se ve difusa, especialmente para los jóvenes, quienes representan el 30% de la población costarricense, pero se sienten cada vez más atrapados en un sistema que no les ofrece respuestas. La migración juvenil, la deserción escolar y la falta de oportunidades laborales son solo algunos de los síntomas de una crisis más profunda.

La clave para revertir esta tendencia y recuperar la confianza de la población, especialmente de los más jóvenes, radica en una estrategia de reactivación económica que apueste por la innovación, el emprendimiento y el capital humano. No basta con prometer empleos; hay que crear un ecosistema favorable para que los jóvenes emprendedores puedan salir adelante y, sobre todo, para que encuentren un camino hacia el futuro en su propio país.

Propuestas para un futuro prometedor

  1. Fomentar el emprendimiento juvenil con el apoyo de los colegios técnicos

El primer paso para la reactivación económica es potenciar el emprendimiento juvenil, y una herramienta clave para esto son los colegios técnicos. Muchos de estos centros educativos cuentan con laboratorios equipados y programas de formación que permiten a los jóvenes adquirir habilidades prácticas en diversas áreas, como mecánica, electrónica, diseño industrial, programación, y más. Estos colegios no solo preparan a los estudiantes para el mercado laboral, sino que también juegan un papel fundamental en ayudarles a emprender. Los egresados de estos colegios tienen acceso a recursos y apoyo para lanzar sus propios negocios, aprovechando los laboratorios y la infraestructura existente. Sin embargo, es necesario fortalecer aún más esta conexión entre educación técnica y emprendimiento, proporcionando incentivos adicionales para que los jóvenes transformen sus ideas en proyectos viables. Para ello, el gobierno debe fomentar una mayor colaboración entre los colegios técnicos, los centros de investigación y las incubadoras de empresas, garantizando que los egresados puedan acceder a mentorías, fondos de financiamiento y redes de apoyo que les ayuden a poner en marcha sus iniciativas empresariales.

  1. Fortalecer la formación técnica y digital

Muchos jóvenes costarricenses terminan el colegio sin estar suficientemente preparados para enfrentar los desafíos del mercado laboral. Es imperativo que la educación se actualice para ofrecer habilidades técnicas y digitales, como programación, análisis de datos, ciberseguridad y desarrollo de software. Estas son áreas clave para las industrias emergentes que, además, tienen un alto potencial de crecimiento y empleo. La colaboración entre el sector público, las universidades y las empresas es esencial para crear un sistema educativo que no solo enseñe, sino que también capacite para los trabajos del futuro.

  1. Impulsar la innovación, agrotech y las startups en zonas rurales

La innovación no solo se limita al sector tecnológico en áreas urbanas, sino que también tiene un gran potencial para transformar las zonas rurales de Costa Rica, especialmente a través del uso de la agrotecnología (agrotech). Las tecnologías emergentes en la agricultura, como el uso de sensores para monitoreo de cultivos, drones para la siembra y cosecha, o sistemas de riego automatizados, pueden mejorar la productividad y sostenibilidad de los productores rurales. Estos avances permiten a los agricultores tener acceso a herramientas modernas para optimizar sus procesos, aumentar la eficiencia y reducir costos. Además, la innovación en agrotech puede atraer a jóvenes emprendedores a las zonas rurales, generando nuevas oportunidades de empleo y contribuyendo al desarrollo de un ecosistema económico más robusto en estas regiones. El gobierno debe apoyar esta transición tecnológica proporcionando capacitación a los agricultores y a los jóvenes de las comunidades rurales, así como incentivando la inversión en investigación y desarrollo en estos sectores. Las políticas públicas deben facilitar la creación de startups rurales basadas en tecnología agrícola, con el fin de fortalecer la economía local y reducir la brecha entre el campo y la ciudad.

  1. Aprovechar el capital crediticio y el capital semilla

Es crucial que los jóvenes emprendedores tengan acceso a capital crediticio accesible y capital semilla para poner en marcha sus proyectos. Para esto, el gobierno debe garantizar que existan mecanismos financieros que faciliten la creación de empresas, especialmente para los emprendedores más jóvenes que suelen enfrentar dificultades para acceder a créditos convencionales. El capital semilla, en particular, puede ser clave para aquellos que están comenzando sus iniciativas empresariales y necesitan financiamiento inicial para probar sus ideas y expandir sus operaciones. Las políticas deben enfocarse en mejorar el acceso a este tipo de financiamiento a través de fondos públicos o privados que se destinen a apoyar a los emprendedores, además de ofrecer capacitación y acompañamiento a los beneficiarios para asegurar el éxito de sus proyectos. La creación de alianzas con organizaciones internacionales, universidades y centros de innovación para el desarrollo de programas que brinden formación y recursos también es esencial para fomentar la cultura emprendedora en todo el país.

  1. Crear ecosistemas locales de innovación

La creación de hubs o centros de innovación a nivel regional es otra estrategia que puede impulsar el empleo juvenil. Estas incubadoras pueden proporcionar el espacio, los recursos y la formación para que los jóvenes trabajen en proyectos colaborativos, integrando tecnología, diseño y sostenibilidad. El gobierno debe invertir en la infraestructura adecuada para apoyar este tipo de iniciativas, creando ambientes donde los jóvenes puedan innovar, experimentar y transformar ideas en proyectos concretos. Además, estos ecosistemas pueden ayudar a fortalecer el tejido empresarial local, creando un círculo virtuoso de innovación y generación de empleo.

El reto de cumplir con las promesas

El gran desafío para el presidente Chaves y su gobierno será transformar las promesas de prosperidad en resultados tangibles. El foco debe ser en los jóvenes, quienes no solo necesitan empleos, sino también oportunidades para emprender y crecer. Costa Rica tiene el potencial para ser un líder regional en innovación y emprendimiento, pero esto solo será posible si se implementan políticas públicas que apoyen a los jóvenes y favorezcan la creación de nuevas empresas.

La juventud costarricense tiene las herramientas para transformar el país, pero necesita un gobierno que le brinde las oportunidades para hacerlo. De lo contrario, seguiremos viendo una creciente migración de jóvenes en busca de un futuro mejor, dejando atrás un país sin su capital humano más valioso.

En las próximas elecciones, el electorado debe decidir si quiere un futuro donde los jóvenes sean los protagonistas del cambio, o si continuará atrapado en el ciclo de promesas incumplidas. El tiempo para actuar es ahora.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias

Te puede interesar...

Últimas noticias