Estamos a muy pocos días de festejar el 199 aniversario de la Anexión del Partido de Nicoya al Estado Libre de Costa Rica un hecho que, más allá del plano histórico, tiene un impacto enorme en la construcción de la identidad cultural del país, en la producción económica y en otro sinnúmero de ámbitos que sería muy largo de explicar con el detalle que se merece.
No obstante, esos análisis históricos y económicos la fecha es una oportunidad propicia para resaltar que Guanacaste es en la actualidad una provincia que se enrumba hacia la recuperación paulatina luego de los estragos ocasionados por el impacto de la pandemia de Covi-19.
Haciendo a un lado ese punto de inflexión, es claro que el balance del desarrollo en la provincia en los últimos tiempos es sumamente positivo. Atrás quedaron los años en que los guanacastecos debían emigrar a lugares como la región bananera en la la Zona Sur para buscar empleo ante la falta de fuentes de trabajo local.
Esa tendencia se ha logrado revertir y; por el contrario, ahora atraemos mano de obra calificada en sectores de punta como la hotelería, la ingeniería de la construcción e incluso el desarrollo de proyectos de energía renovable como la fuente solar y eólica.
Futuro alentador
La provincia goza de condiciones atractivas que la convierten en una plaza apetecible para la inversión extranjera y nacional que ha multiplicado las opciones de negocios incrementando la demanda de bienes y servicios en los 11 cantones de la provincia aparte de generar ingresos millonarios a los gobiernos locales.
Todavía existen problemas que debemos atacar: como el aprendizaje de idiomas especialmente entre nuestros jóvenes, reducir la brecha digital o bajar los niveles de informalidad en el mercado laboral, pero es claro que el futuro es promisorio gracias al crecimiento de la infraestructura y el impacto del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber de Liberia que relanzó a Guanacaste como un destino líder en el país en el turismo de playa ubicado a muy pocas horas de vuelo de mega mercados como los Estados Unidos y Canadá.
Los próceres de la Anexión, en aquel histórico cabildo abierto del 25 de julio de 1824 liderado por el Alcalde de Nicoya de entonces, Cupertino Briceño, pueden descansar tranquilos porque a casi 200 años de aquella sabia medida, los hechos respaldan con creces la atinada decisión de pertenecer a la “Patria por Nuestra Voluntad”.
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