Grupo Q no responde a cliente

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare

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Les comparto la experiencia de un joven que adquirió un vehículo marca Chevrolet en el año 2022 con la empresa Grupo Q. La relación con la empresa fue buena hasta que en setiembre del 2024 el vehículo sufre un desperfecto y se traslada este activo al patio de dicha empresa ubicada en la Uruca.

Una vez en manos del taller de esta corporación se le indica al comprador que no hay repuestos en bodega y que el daño que presenta el motor del automóvil solo se consigue a nivel internacional por lo que debe dejar el auto y continuar con los pagos según lo acordado.

El comprador contacta a quien le vendió el vehículo, y este le facilita un número de teléfono del encargado del taller, el cual nunca responden, tampoco se le ofreció un vehículo de reemplazo, y mucho menos encontrar un buen descuento en las empresas con los que tienen convenios de alquiler de vehículos.

La desatención ha sido tal que le han recomendado dejar de pagar, pero no lo ha hecho por el compromiso adquirido cuando firmo el contrato o leasing, en espera de que la empresa demuestre también su compromiso con los clientes que le dan sostenibilidad a sus finanzas.

En vista de que tanto funcionarios, como taller y corporación le han dejado solo, pagando miles de colones mensuales y sin vehículo, que hasta su estabilidad laboral se tambaleo por llegadas tardías y una serie de inconvenientes debido a las distancias en bus y horas perdidas que pudieron manejarse de otra forma, si la empresa estuviese enfocada en tener clientes satisfechos.

Cabe resaltar que hasta el día de hoy este joven ha sido consecuente con los pagos correspondientes y no ha tenido ningún llamado de esta empresa para resolver la situación que ha cambiado su vida, haciéndola más difícil por el hecho de tener y no tener un vehículo, de no saber cual es el estatus mecánico, y de seguir pagando por algo que no está disfrutando.

Hago un llamado respetuoso a dicha empresa para rogarles que este cliente necesita respuestas, para que le indiquen la fecha en que devolverán el vehículo, y empezar a escribir una historia que pueda ser digna de ser contada.

La persona en mención no ha acudido a la oficina de defensa del consumidor porque cree en el dialogo y en la buena intención de la empresa. Lo que supone que todavía abriga la esperanza de una respuesta satisfactoria que le permita volver a creer en el ser humano.

No voy a profundizar en detalles de la compra para no hablar demás pero el trato indiferente ha sido el mayor dolor, porque no es fácil pagar la mensualidad sin un acompañamiento de la empresa y un seguimiento sobre lo que ocurre con el vehículo en el taller.

Finalmente, cuatro meses sin respuestas del taller y menos de la administración, situación que preocupa porque mientras se hacen los pagos para evitar que se manche la reputación de una persona, crece el pesimismo y la tristeza de no saber que esta pasando con la importación del motor según indica el documento con que se ingresó el vehículo al taller.

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