En vísperas del 25 de julio día en el que celebramos la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica me veo en la necesidad de resaltar la importancia de la celebración de dicha efeméride y recalcar el origen de nuestra identidad cultural. Esta fecha sirve no sólo como efeméride de un momento importante en el recorrido histórico por nuestras raíces, sino que es la oportunidad para reflexionar sobre el impacto de la guanacasteidad en la cultura nacional y sobre todo para entender y valorar su influencia en la consolidación de nuestra Nación.
El proceso de la globalización ha hecho que en muchos casos nos olvidemos qué la construcción de nuestra identidad “tica” se debe a una coyuntura entre la europeización y la absorción de distintas culturas que hemos hechos propias del ser costarricense hoy en día.
El 25 de julio de 1824 se anexó el Partido de Nicoya, las bases de la anexión tienen raíces muy hondas en el pasado. Si bien los vínculos de Nicoya con Nicaragua fueron siempre muy estrechos, Costa Rica no estuvo ajena a esta conexión. Para que la anexión se diera, hubo muchos factores determinantes que incluyen realidades geográficas, vínculos políticos, situaciones históricas y contextos socio-económicos.
La anexión llegó tres años después de la independencia de nuestro país, por lo que muchos de los aspectos que trae consigo esta unión son tomados para la formación de la identidad costarricense.
Las bondades de la incorporación del partido de Nicoya fueron bastas, la extensión territorial, el aumento de la población y un territorio que se convertiría en el granero de nuestro país son sólo algunas que se pueden mencionar, pero no cabe la menor duda que la consecuencia más importante para nuestro país ha sido la incorporación de esa cultura tan rica a nuestra identidad y es qué, que sería de nuestra Costa Rica sin su característico “gallo pinto”, sin las tortillas alineadas, una “chorreada”, un “punto guanacasteco”, una buena” bomba” y sin esta gente bella, trabajadora y esforzada.
Guanacaste es una de las regiones más llamativas del país por su folclor y colorido, con diversos aspectos culturales que han resultado de la mezcla de tradiciones provenientes de los indígenas de cultura mesoamericana que poblaron la zona, sumado a la herencia cultural de españoles, criollos y africanos desde la época colonial.
Sintamos orgullosos de nuestras raíces y celebremos con fervor y patriotismos esta fiesta cívica que nos llena de alegría y hermosos recuerdos cada 25 de julio.
“DE LA PATRIA POR NUESTRA VOLUNTAD”
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