Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes con el objetivo de concientizar sobre el impacto de esta enfermedad en la población. Actualmente, el número de personas que viven con diabetes en el mundo aumentó de 108 millones a 420 millones en los últimos treinta años; 62 de estos millones están en América Latina y el Caribe. Este número se ha más que triplicado en la Región desde 1980 y podría ser aún mayor ya que 40% de las personas con diabetes desconoce su condición.
El consumo de las dietas saludables es fundamental para la prevención de enfermedades no trasmisibles como la diabetes tipo 2. La diabetes es una de las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) que, junto con la obesidad, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer (colon, estómago, entre otros), está provocando una alta morbi-mortalidad en la población. Se habla de diabetes cuando el cuerpo no puede mantener niveles adecuados de azúcar en sangre debido a la falta o mal funcionamiento de la insulina, la hormona que regula estos niveles.
Para controlar adecuadamente la diabetes tipo 2, es fundamental mejorar el acceso y consumo a las dietas saludables. Sin embargo, los patrones alimentarios actuales basados en un alto consumo de alimentos ultra-procesados de bajo costo desde edades tempranas, acelera la aparición de estas enfermedades.
Facilitar el acceso y consumo a las dietas saludables es una estrategia clave para combatir la diabetes, particularmente la tipo 2. Los países de la región están implementando políticas que facilitan el acceso a estas dietas y combaten la malnutrición, promoviendo además una alimentación adecuada entre las personas con diabetes. Algunos ejemplos de políticas incluyen etiquetado frontal de advertencia nutricional, impuestos a la comida poco saludable o subsidios para la producción de frutas y hortalizas.
Algunas acciones destacadas que contribuyen a este objetivo es la entrega de alimentos saludables en programas sociales, como los de alimentación escolar. Incluir alimentos frescos como frutas, verduras y pescado no solo favorece la salud, sino que también refuerza hábitos y estilos de vida saludables.
En 2024, la lucha contra la diabetes se desarrolla en un contexto donde más del 70% de la población costarricense adulta presenta exceso de peso, y la obesidad afecta al 31.4%, siendo esta cifra más alta que el promedio de la región.
Según la última Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular realizada por la Caja Costarricenses de Seguro Social (CCSS) en 2019, el14.8% de la población costarricense mayor de 20 años es diabética.
Actualmente, Costa Rica cuenta con nuevas guías alimentarias con un enfoque integral, que considera no solo recomendaciones para los consumidores, sino también orientaciones para el sistema productivo y políticas públicas que faciliten el acceso a dietas saludables. Estas guías se denominan guías alimentarias basadas en el sistema alimentario (GABSA).
Establecer políticas públicas en favor de dietas saludables y sostenibles es esencial.
En el entorno alimentario influye significativamente en las preferencias y el consumo. Otros países están innovando en facilitar el acceso a dietas saludables mediante el aumento de la producción de cultivos frescos, la educación nutricional y los impuestos a la comida chatarra, entre otras estrategias.
En Costa Rica, la FAO, en conjunto con los ministerios de Salud, Agricultura, Educación, promueve políticas públicas que facilitan el acceso a dietas saludables y sostenibles, y a la sostenibilidad del sistema agroalimentario.
Esto incluye incentivar la producción y el consumo de alimentos nutritivos de origen local, preservar la biodiversidad agrícola y reducir la dependencia de alimentos altamente procesados. Estas acciones son fundamentales para contribuir a la prevención y control de la diabetes, protegiendo a su vez los recursos naturales y garantizando la seguridad alimentaria para las generaciones futuras.