¿Cómo se explica que países asiáticos, abatidos en 1950, hoy sean desarrollados y Costa Rica que estaba en mejores condiciones, hoy siga bajo el estándar de “país en vías de desarrollo”?
Existen varias respuestas para comprender este sin sentido, entre las más obvias están las limitaciones y los miedos de tomar las decisiones que el país necesita, de salir de la zona de confort para innovar disruptivamente, situación que ahora tendremos que enfrentar al entrar en la OCDE, pues las verdades no las podremos ignorar porque estaremos permanentemente al desnudo ante la comunidad internacional y ante el pueblo, que de por sí no ocupa de estudios para saber que la el día a día duele.
Costa Rica ocupa urgentemente dejar de pensar como siempre, dejar de lado los celos políticos y dejar el cortoplacismo en el pasado, es decir, debe hacer a un lado los egoísmos personales.
Es tiempo de aprender y poner en práctica experiencias internacionales como la de Estonia, Japón, Noruega y Finlandia, de dejarnos guiar por la ruta OCDE al desarrollo, de simplificar las decisiones para aplicar un modelo Gerencial que tome en cuenta los aportes de todo el recurso humano y de digitalizar el Gobierno al 100% para maximizar los recursos y desterrar la corrupción.
El reto del próximo gobierno, que inicia el domingo, es dar resultados en los primeros 100 días, no puede darse el lujo de no hacer lo prometido, menos achacarle la culpa a terceros, debe concretar.
Bajar el precio de la gasolina, la luz, el arroz, intervenir el MEP, el AyA, instalar los escaner en puertos, aeropuertos y fronteras, renegociar alquileres, simplificar trámites y reducir impuestos para reactivar economía, son los retos de este período que coincide con las sesiones extraordinarias en el Congreso donde controla la agenda.
Si no logra estos objetivos que en gran parte se resuelven con decretos, voluntad política y proyectos ya presentados, la crisis social sería importante, por no decir inmanejable.
El gobierno debe atender los detalles sin olvidar la grave situación económica que destina 7 de cada 10 colones del presupuesto nacional al pago de deuda, si esa bola de nieve no se confronta con un estrategia de renegociación integral de alto nivel, el país no podrá salir de las arenas movedizas en las que está.
Costa Rica necesita de la voluntad de todos, solo así superaremos las limitaciones y los miedos que nos ha impedido desarrollarnos al ritmo de quienes estaban más rezagados que nosotros en 1950.
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