Del presidente Carlos Alvarado esperábamos hoy un liderazgo más sólido. De él necesitábamos un verbo que generara más confianza entre los costarricenses. De él nos urgía escuchar un plan de acción con puntos concretos, claros y realizables de cómo se va a abordar la crisis económica más aguda que le ha tocado vivir al país desde 1980.
Pero eso no fue lo que recibimos del mandatario hoy en Asamblea Legislativa. Recibimos un discurso donde le dio unas merecidas palmaditas en la espalda al sector salud por la lucha contra el COVID-19, hizo un recuento de los poquísimos logros en el periodo 2019-2020, y nos falló terriblemente en su promesa de días atrás para presentar el plan económico que todos esperamos con ansias ante el primer poder de la República.
Señor presidente, esa promesa la hizo usted y le falló a los costarricenses.
Creo que nadie le queda duda de que nos enfrentamos a momentos extremadamente difíciles. La crisis económica es el problema número uno en Costa Rica. Y, siendo justos, gran parte del giro negativo se debe a la lucha contra el COVID-19, donde las autoridades de salud han tomado las decisiones correctas.
Pero esas decisiones no vienen sin consecuencias. La actividad económica de este año va a crecer en números negativos (-3,6% del PIB). El déficit fiscal se proyecta en 8,6% de la producción. Sin tener cifras oficiales, es posible que 750.000 costarricenses estén hoy sin empleo, y un grupo importante de trabajadores reciben la mitad o menos de los ingresos que hace dos meses recibían.
En pocas palabras, estamos ante un desastre económico.
Hoy más que nunca necesitábamos de una muestra de liderazgo presidencial. Sin embargo, muy a su estilo de gestión, usted se escondió y designó ese rol a su equipo económico. Nos dejó sedientos de respuestas por parte del Ejecutivo. Las respuestas las necesitamos hoy, no en unos días. El momento de liderar es ahora, no cuando a usted más le convenga.
Los costarricenses necesitamos saber cuáles medidas tomará el Ejecutivo para aliviar la crisis. Los diputados necesitamos saber cuál es su plan para proponer proyectos que nos saquen a todos del atolladero. Los empresarios necesitan ver en usted determinación y confianza para calcular el riesgo de navegar en tiempos de crisis y evitar una caída mayor del desempleo.
Y de usted recibimos absolutamente nada.
Presidente, ¿cómo planea el gobierno reducir el gasto cuando ya pidió un presupuesto extraordinario de 377.000 millones de colones para enfrentar la crisis? ¿Cómo vamos a bajar el porcentaje de deuda de 66% del PIB si nos acabamos de endeudar por 1.000 millones de dólares más para paliar los efectos de la crisis? ¿Le va a pedir nuevamente a los costarricenses que se sacrifiquen una vez más cobrándole más impuestos ahora que la mayoría están terriblemente afectados económicamente? ¿Le va a exigir a los costarricenses que paguen sus deudas con el Estado cuando el Estado mismo se niega a pagarle sus deudas a la Caja Costarricense de Seguro Social? ¿Con qué autoridad moral exige el Ejecutivo que los ciudadanos cumplan y por otro lado los grandes empresarios de este país eluden y evaden tal y como lo hace el Estado?
Todas estas preguntas quedaron ayunas de respuestas. El presidente está tan concentrado en trabajar, trabajar, trabajar y trabajar que se le olvida que hoy necesitamos que lidere, lidere, lidere y lidere.
Don Carlos, hoy necesitamos pensar en grande y pensar rápido. El guion que usted escribió para el 2020 ya no sirve pues en cartelera tenemos una nueva obra de terror: las secuelas económicas tras el COVID-19.
Para actuar en esta obra hay que llegar con propuestas más sólidas que la venta de cáñamo o la propuesta de un tren eléctrico que servirá solo para los habitantes de la GAM. Hay que dejar de pensar en lo que beneficia a los colectivos progresistas que se sentirán satisfechos con la legalidad del matrimonio igualitario, la norma técnica que regulará el aborto, y los costosísimos tratamientos de fecundación in vitro pagados por la Caja.
Para actuar en esta obra hay que pensar en todos los costarricenses, no solo en unos cuantos.
Hoy necesitábamos que usted se aprendiera sus líneas y tomara el escenario con propuestas económicas serias y viables. Nos decepcionó, señor presidente, nos dio atolillo con el dedo.
Realmente espero que su equipo económico, que se ha tambaleado una y otra vez desde el 2018, en los próximos días nos muestre un plan de trabajo donde veamos seriedad, creatividad para la solución de problemas, diligencia, y claridad.
Confío en que entienda que la solución a los problemas económicos no está dentro del bolsillo de los costarricenses. La solución tendrá que ser mucho más innovadora, más atrevida, más acorde con el momento particular de nuestra historia.
Presidente: salga y visite comunidades en todo el país; escuche a los agricultores, a los constructores, a los pescadores, al emprendedor, a las jefas de hogar, a los pensionados que ya lo dieron todo por el país. Escuche a los que mueven la economía de Costa Rica y no a los que teorizan sobre ella. Escuche a los que piensan diferente a usted. No agradezca de forma hipócrita a aquellos que rezaron por Carlos Alvarado para que lo iluminara cuando toma decisiones, mientras apoya a los que nos dividen por dogma e irrespetan las creencias y el credo de la mayoría de nosotros.
Sí su gobierno “es por vos”, necesitamos que se entregue muchísimo más. Lidere, cumpla, trabaje.
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