El PAC ha demostrado ser un partido de inconsistencias y contradicciones

» Por Ana Lucía Delgado Orozco – Diputada de la República

Decía el diputado Pedro Muñoz Fonseca, un par de días atrás, que el sentimiento que prevalece hacia el PAC es de desconfianza. Una desconfianza que es producto de la visión que ha tenido de las finanzas públicas desde que nació como agrupación política y peor aún, por sus acciones u omisiones en los períodos que ha ejercido el poder.

Independientemente del sombrero que les haya tocado, ya sea como bancada de oposición o como gobierno de la República, el PAC ha demostrado ser un partido lleno de “inconsistencias y contradicciones”.

¿Quién no recuerda a Juan Carlos Mendoza García, expresidente legislativo y hoy flamante Ministro de Comunicación, oponiéndose férreamente al plan fiscal que impulsó el gobierno de doña Laura Chinchilla? ¿No fue él acaso uno de los diputados que más celebró públicamente cuando la Sala Constitucional se lo trajo abajo? ¿No decía este mismo personaje que una reforma tributaria era nefasta para el pueblo de Costa Rica?

¡Ah, pero que cosas tiene la vida que se encarga de restregarnos la realidad en nuestra propia cara! Que irónico resulta que él mismo hoy sea uno de los responsables de “venderle” al país la urgencia y las “bondades” de este nuevo plan fiscal.

Incluso, se vio en la necesidad de ir a caminar y recorrer la avenida central con el propósito de evacuar las dudas y consultas de la gente. ¿Cómo se llama la obra? Contradicción.

Otro ejemplo, Luis Guillermo Solís Rivera. La misma persona que dijo que no iba a promover en los dos primeros años de su gestión una reforma por ser innecesaria, acabó su gobierno haciendo “malabares” para ocultar un gigantesco hueco fiscal cercano al billón de colones.

Cuando compareció ante la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público, lejos de explicar objetiva y razonablemente las circunstancias que motivaron ese hecho, el exmandatario se afanó en evadir su responsabilidad política y entró en un juego de palabras: “No es un hueco fiscal, en realidad es solo un faltante presupuestario…”

¡Ah, pero qué cosas tiene la vida que se encarga de restregarnos la realidad en nuestra propia cara! Fue doña Rocío Aguilar, hoy Ministra de Hacienda, quien pocos días después, se encargó de desacreditarlo y puso en evidencia “el cinismo, la demagogia y la negligencia” con que su gobierno actuó no solo durante la formulación del presupuesto 2018, sino que también al momento de colocar bonos de deuda, a finales de 2017, que debían ser pagados este año sin contar con los recursos para honrar tales obligaciones. ¿Cómo se llama la obra? Contradicción.

Y para rematar. A tan solo 4 días de haberse aprobado en primer debate el plan fiscal, se da a conocer que la Universidad Nacional pretende pagar más de $14.5 millones para construir una plazoleta y una casa estudiantil. Estamos hablando de casi ¢8.400 millones que, según el propio rector Alberto Salom, representa una inversión austera.

Solo para darnos una idea de lo que esto significa, dicha cantidad de dinero supera en más de ¢2.000 millones el presupuesto de la Defensoría de los Habitantes (¢6.288) y en unos ¢1.000 millones los presupuestos de Comercio Exterior (7.387) y Vivienda (¢7.293).

Yo sé que las universidades públicas gozan de autonomía, pero con suma facilidad olvidan que sus fondos provienen del presupuesto de la República, el cual se financia en un 53% con títulos de deuda interna. ¿Ya no recuerda el señor Salom cuando fue diputado PAC y se rasgaba las vestiduras en defensa de la austeridad en las finanzas públicas?

Da la impresión que en temas financieros el principio rector del PAC es predicar la austeridad pero gastar a manos llenas. ¿Cómo se llama la obra? Más y más contradicciones.

La fracción liberacionista ha ejercido una oposición responsable. Sabemos anteponer el interés nacional sobre el interés partidario. Votamos Sí mayoritariamente al plan fiscal. Sin embargo, esto no quiere decir que hayamos entregado un cheque en blanco al Poder Ejecutivo. Todo lo contrario.

Ante las amenazas que se ciernen sobre la estabilidad financiera y tributaria del país, se impone hoy más que nunca, nuestra obligación de fiscalizar, vigilar y ejercer un estricto control político sobre la contención del gasto.

Señores y señoras del PAC: llegó el momento de la verdad. Llegó la hora de pasar de las palabras a los hechos. Ustedes deben dar muestras de eficiencia y racionalidad en la administración de los fondos que pertenecen a todas y todos los costarricenses.

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