Un tribunal de Justicia, si nuestra información es veraz, todavía no ha dictado sentencia en contra del delincuente quien arrojó un gato inocente desde una ventana al vacío donde a la postre murió sufriendo.
No muy lejos, en San Sebastián tres menores de edad, cada uno tomaba un gato golpeándolo en el suelo, con una crueldad, repetida y una alevosía que comparada con el otro felino, la víctima de la ventana parecía un “juego”; por suerte la barbaridad de los asesinos fue grabada y la tiene el O.I.J, no existe droga, alcohol u otra porquería que justifique la tortura y los homicidios de estos indefensos animales.
Por dicha tenemos en Costa Rica un Nosocomio donde terminan, además de los enfermos mentales; los que torturan y matan a los animales, conforme al Código Penal muy vigente y aplicable a los enemigos de los felinos en este caso y a todos los de su calaña.
No debemos olvidar los galleros donde en sus redondeles clandestinos tiene todo lo ilegal, hasta niños incluidos y desde luego; nunca ha sido ni es una tradición, el decomiso no es suficiente, la cárcel se hace necesaria para acabar con estas prácticas de maltrato y muerte animal. Ya es hora de acabar con esta vergüenza en Costa Rica.
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