El necesario repudio a la (in)tolerancia izquierdista

» Por Josué Daniel Umaña Obando - Estudiante Promoción de la Salud UCR

El día jueves 18 de junio tuvo lugar un hecho indignante: la señora Anna Katharina Müller; quien está a cargo del Ministerio de Educación, fue objeto de las agresiones de un conjunto de estudiantes de las universidades públicas.

Banderas de colores, consignas feministas, el “bien común”, la mal llamada “justicia social” y, más recientemente, el “apoyo” (simbólico) al pueblo palestino conforman el contemporáneo discurso izquierdista que descansa bajo el lema de “la tolerancia”, aquel valor cardinal que posibilita una convivencia sana entre las personas que, como es normal, difieren en infinidad de aspectos y opiniones, la tolerancia se debe expresar un una multitud de campos: creencias religiosas, orientación sexual, convicciones políticas, etcétera. Lastimosamente, como ya nos tienen acostumbrados, según la militancia izquierdista universitaria la tolerancia no aplica para todos; para los que piensan como ellos sí, para los otros no.

¿A qué viene todo esto? Bueno, el día jueves 18 de junio tuvo lugar un hecho indignante: la señora Anna Katharina Müller; quien está a cargo del Ministerio de Educación, fue objeto de las agresiones de un conjunto de estudiantes de las universidades públicas. Dentro del marco de la negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) se realizó la cuarta sesión de la Comisión de Enlace, todo esto, en las instalaciones del Consejo Nacional de Rectores (Conare), hasta ahí no hay mucho que agregar.

Lo que nos ocupa sucedió tras la mentada sesión, a la salida, cuando Müller se disponía a abordar su transporte se interpusieron entre el vehículo y ella un grupo importante de estudiantes bastante airados.

Las agresiones:

Despotricaban al unísono contra la ministra, sobre el contenido de estas palabras no voy a incidir; algunos dicen que hubo ofensas personales, otros que no, la verdad eso es un asunto más bien de la cortesía y los modales que distinguen a persona educada de una vulgar. Lo que sí que debemos de reprobar como sociedad es el daño físico (en este caso auditivo) y cualquier atentado contra el ejercicio del libre tránsito, como al que fue sometida la señora Müller.

Primero, en los videos se puede apreciar como el tumulto se “apiña” contra la Ministra y sus acompañantes y, en simultáneo, colocan megáfonos a una escasa distancia de la cabeza de Müller para “amplificar” su mensaje, un acto realmente cobarde, no hace falta ser un genio para comprender que esto es abiertamente un acto violento que apunta a producir dolor y generar consecuencias nocivas para la integridad física, ¡verdaderamente indignante!

En relación con esto, recientemente salieron “notas” que apuntan a que la ministra “empujó” a una estudiante lo cual es cierto, pero lo que no cuentan es que dicha chica ¡le gritaba a escasos centímetros de su cara con un megáfono! ¿Qué esperan, que se deje reventar los tímpanos, así como así? o ¿acaso los zurdos tienen derecho a violentar a las otras personas y no lo sabemos? esta gente violenta se cree con la potestad para agredir, de “dejar sordo” a quien no piense como ellos y, en caso de que se defienda, cambiar a la posición de víctima para llorar con que “la ministra me empujo”.

Segundo, en las grabaciones se hace manifiesto el intento por impedir la salida de la señora ministra, queda a especulación con que objetivo lo intentaban, pero sin duda es bastante inquietante que existiera un esfuerzo deliberado por: a) interponer el cuerpo (físico) en el camino, b) utilizar una especie de manta como “barrera” que tuvo que ser “forcejeada” para poder pasar, c) que un “Orco“ se colocara como contrapeso para que no pudieran abrir la puerta del carro y, tras fracasar en los intentos anteriores, d) estorbar (deliberadamente) el paso del vehículo interponiendo (de nuevo) el cuerpo a tal punto de poner incluso sus propias vidas en riesgo. Se le debe recordar a estos “zurditos” que violentar el libre tránsito de una persona no es un juego sino un ataque a la libertad individual.

Un acto de cobardía:

Al margen de que cualquier persona, bajo cualquier condición, merece la tolerancia que no le respetaron a la ministra, debo incidir en la cobarde naturaleza de dicho grupo de primates, salen a violentar a una señora mayor, ¡por Dios!, según tengo entendido la ministra tiene una edad cercana a los setenta años. Faltan las palabras para expresar el disgusto que genera ver como necesitan agruparse en manada para sentirse lo suficientemente valientes como para ir a hostigar (e intimidar) a una señora de la tercera edad.

También, debe ser señalado el señor Gustavo Gutiérrez Espeleta (Rector de la UCR) que, “lavándose las manos” cual Pilato, se hace cómplice de dichas vejaciones, si bien argumenta que: «(…) el Movimiento Estudiantil es totalmente autónomo e independiente» y que: «Aquí, en las instalaciones del Conare, no les podemos cerrar las puertas» no podemos dejar de lado que la función de rectoría es el orden y, si él no puede (o no quiere) poner orden, lo mejor es que acepte ser un incapaz y renuncie.

Como comentario final, en tiempos tan convulsos debemos insistir en que la violencia nunca es un medio válido para ejercer presión social y/o política, y que ni siquiera los adalides del amor y la tolerancia están legitimados a ejercerla aun cuando tengan los objetivos más “nobles”.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias

Te puede interesar...

Últimas noticias

Edicto