Dejando un poco de lado toda la polémica que se ha generado por la multitudinaria marcha de la diversidad en Costa Rica, algo que noté y me emocionó grandemente fue ver cómo una marcha pudo englobar tantas luchas sociales en un solo evento.
A pesar de que el Pride en su integralidad luchaba por visibilizar a la comunidad LGBTI+ y exigir igualdad, este año los objetivos de la misma se pluralizaron y dieron lugar a varias luchas sociales que se están dando alrededor del mundo donde están en juego los derechos de miles de personas.
Iniciamos con una parte muy humana que en lo personal me tocó en lo más profundo: Un tributo para aquellas personas que ya no están pero que en vida dieron todo por la lucha para garantizar los derechos de todas las personas, aquellas personas que fueron víctimas de crímenes de hoy quien fueron conmemoradas en esta marcha.
Cientos de personas se identificaron con esta causa, madres marcharon por sus hijos e hijas que fallecieron luchando. Entre lágrimas e historias el domingo se reivindicaron de sobre manera todas esas vidas.
Por otro lado, el Pride se sumó a la lucha por los derechos en Nicaragua, una de las principales consignas visibles en esta marcha. Pude ver varios carteles y banderas de nuestro país hermano quien hoy está sufriendo las consecuencias de una dictadura que atenta contra los derechos de las y los nicaragüenses.
Miles de nicaragüenses se sumaron a la marcha y levantaron la voz por su país. Inclusive la cantante Debi Nova hizo su presentación sosteniendo la bandera de Nicaragua.
Vi también a decenas de docentes marchando por sus alumnos y alumnas que pertenecen a la comunidad LGBTI. Conversando con ellas y ellos nos contaban como han cambiado sus vidas después de trabajar con niños y niñas trans, gays y lesbianas.
Y también fue un evento político pues se le exigía al gobierno y a la Sala Constitucional cumplir con la opinión consultiva 24/17 que garantiza el derecho al matrimonio de las parejas del mismo sexo con todos los derechos contemplados en las uniones de personas heterosexuales y también el derecho a la identidad de género la cual ya se está poniendo en práctica gracias al trabajo del Tribunal Supremo de Elecciones.
Otra de las cosas más impresionantes que sucedió el domingo fue que aunque no hubo bolsas para la basura y ante la concurrencia de más de 200.000 personas las calles de nuestra capital quedaron completamente limpias. Una muestra de un movimiento no solo responsable con su lucha sino también con el medio ambiente.
Queda demostrado que el Pride es un evento para celebrar el amor, para garantizar la inclusión y para exigir los cambios correspondientes en las instancias necesarias para que se llegue a la igualdad en derechos, porque como lo he dicho en otras ocasiones, si todas y todos tenemos los mismos deberes ¿Por qué no tenemos los mismos derechos?
Al final todo es cuestión de respetar las libertades individuales de las personas, si no me afecta lo que las y los demás hacen con sus vidas mi responsabilidad es respetar y vivir mi vida a mi manera.
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