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El inicio de la reforma policial en Costa Rica

» Por Max Loria - Exviceministro de Justicia y Paz

La Ley General de Policía se aprobó en mayo de 1994 durante la Administración Figueres Olsen.  Podemos decir que la reforma policial en Costa Rica inició con la aprobación de esa importante Ley. Desde la Constitución de 1949 existían unos cuerpos de policía que hacían su mejor esfuerzo, pero ciertamente no estaban acordes a los tiempos ni a los problemas de seguridad y violencia que empezábamos a vivir.

Esta reforma de la policía se ha caracterizado por al menos tres elementos. 1- La profesionalización policial, 2- el impulso a la participación comunitaria y 3- la garantía de una operación civilista, democrática y siempre respetuosa de los derechos de las personas.

  1. Una policía más profesional. Para avanzar en el tema de la profesionalización debieron trabajarse dos áreas en especial: 1- El perfil de la policía y 2- su proceso de capacitación y formación. Se promulgaron nuevos reglamentos que establecieron requisitos que antes no existían, y que hacían a la policía una institución muy susceptible a los vaivenes de la política electoral. Se estableció entonces como mínimo un tercer año de colegio y la aprobación de pruebas psicológicas, físicas y de otros tipos. Con eso se pudo contar con mejores policías, ya no dependientes de partidos políticos. Por otro lado, prácticamente se debió empezar en cero en temas de capacitación. Se modificaron las instalaciones de la Academia Nacional de Policía, el perfil de los instructores y los contenidos y mallas curriculares de todos los cursos. Inició el “Curso Básico Policial Profesional” que hoy lleva más de 70 versiones.
  2. Una policía dedicada a servir a la comunidad. La participación ciudadana en temas de seguridad ciudadana empezó con el nuevo modelo de policía comunitaria. Don José María Rico nos enseñó que “la misión de la policía es servir a la comunidad”, y se impulsó un proyecto piloto en el distrito de Hatillo. Los resultados fueron buenos: mejoró la imagen de la policía, la gente se sentía más segura y se logró disminuir algunos delitos que más preocupaban al ciudadano. Las evaluaciones hechas llevaron incluso a destacar entre los primeros y más exitosos proyectos de policía comunitaria en América Latina. Luego se creó la Unidad de Seguridad Comunitaria como una entidad asesora en ese tiempo de la Dirección de la Fuerza Pública. Hoy eso se ha convertido en el exitoso proyecto de la Dirección de la Programas Policiales Preventivos, siempre promoviendo y trabajando con las comunidades organizadas.
  3. Una policía civilista y democrática. La otra gran parte de la reforma fue la garantía de un trabajo democrático, civilista y siempre respetuoso de los derechos de las personas. Hubo para eso por cambios en la capacitación y formación policial, también la eliminación de prácticas contrarias a esos valores que existían en las Comisarias y Unidades policiales. La misma Ley General de Policía decía que los cursos policiales debían ser “civilistas, democráticos y sin ningún tipo de temas militares”.

En materia de seguridad ciudadana sin ninguna duda podemos decir que la Administración 94-98 significó un antes y un después: Se inició el proceso de reforma policial. Es un proceso que sigue aún, y luego hablaremos de sus retos y desafíos más contemporáneos.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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