Costa Rica se encuentra en una encrucijada política histórica. El país ha experimentado cambios significativos en su panorama político, marcados por el surgimiento de nuevos partidos y líderes que desafían el status quo establecido por las fuerzas políticas tradicionales. Este fenómeno refleja un deseo colectivo de renovación y de respuestas más efectivas a los desafíos actuales.
La elección de Rodrigo Chaves como presidente en 2022 marcó un punto de inflexión en la política nacional. Economista y exfuncionario del Banco Mundial, Chaves llegó al poder con el Partido Progreso Social Democrático, un partido nuevo que logró canalizar el descontento de una parte significativa de la población con los partidos tradicionales. Según datos del Tribunal Supremo de Elecciones, Chaves obtuvo el 52.84% de los votos en la segunda vuelta electoral, superando a José María Figueres del Partido Liberación Nacional [1].
Sin embargo, el cambio necesario no debe limitarse al Poder Ejecutivo. El Poder Legislativo también requiere una profunda renovación. Actualmente, los ciudadanos no eligen directamente a sus representantes en la Asamblea Legislativa, lo que puede llevar a que personas sin el respaldo popular o con cuestionamientos éticos ocupen curules. Esto ha generado críticas sobre la representatividad y transparencia del órgano legislativo. Por ejemplo, la presencia de diputados cuestionados ha alimentado el debate sobre la necesidad de reformar el sistema electoral para permitir una elección más directa y transparente de los legisladores.
La relación tensa entre el Ejecutivo y el Legislativo ha dificultado la implementación de políticas públicas necesarias. Eventos recientes, como la gestión de emergencias nacionales y la visita del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, han evidenciado las fracturas políticas. Las críticas constantes hacia las acciones del gobierno, independientemente de su naturaleza, reflejan una atmósfera de confrontación que puede obstaculizar el progreso del país. Según encuestas del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, existe una percepción creciente de polarización política en la sociedad [2].
Esta división se manifiesta en actos y declaraciones que van más allá del debate político saludable. Las redes sociales y otros medios han sido escenarios de ataques personales y descalificaciones que no contribuyen al diálogo constructivo. Es preocupante observar expresiones de intolerancia que incluyen deseos de daño hacia figuras políticas y sus familias, lo cual contradice los valores democráticos y pacíficos que han caracterizado a Costa Rica.
Este fenómeno de polarización y surgimiento de líderes que desafían el orden establecido no es exclusivo de nuestro país. En Argentina, Javier Milei, un economista con propuestas radicales, ganó las elecciones primarias de 2023, capitalizando el descontento con la clase política tradicional [3]. En El Salvador, Nayib Bukele ha implementado políticas controversiales que han cambiado el panorama político y social del país [4]. En Estados Unidos, la presidencia de Donald Trump representó una ruptura con la política tradicional y generó intensos debates sobre el rumbo del país [5].
Estos casos reflejan una tendencia global hacia la búsqueda de alternativas políticas que prometen cambios profundos. Sin embargo, es fundamental que estos procesos se desarrollen dentro del respeto a la institucionalidad democrática y los derechos humanos.
Ante este panorama, es esencial que como sociedad fomentemos la tolerancia y el respeto mutuo. Las diferencias políticas son naturales en una democracia, pero deben ser abordadas mediante el diálogo y la participación ciudadana activa. Si el gobierno actual no refleja las aspiraciones de ciertos sectores, la vía para expresar ese descontento es a través del voto en las próximas elecciones de 2026. La democracia se fortalece con la participación ciudadana y el respeto a la voluntad de las mayorías.
Durante los ocho años de gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC), muchos ciudadanos aceptaron los resultados electorales y trabajaron desde sus ámbitos para contribuir al país. Es momento de que todos asumamos una actitud constructiva, enfocándonos en soluciones y propuestas que beneficien a Costa Rica en su conjunto.
En conclusión, el cambio político que estamos viviendo es una oportunidad para reflexionar sobre el país que queremos construir. Es necesario que dejemos atrás la confrontación estéril y nos enfoquemos en promover políticas que impulsen el desarrollo, la justicia social y el bienestar de todos los costarricenses.
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Referencias:
[1] Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica. “Resultados Electorales 2022”. Recuperado de (https://www.tse.go.cr)
[2] Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), Universidad de Costa Rica. “Percepción Ciudadana sobre la Situación Política y Social”. Informe de 2023.
[3] Diario La Nación (Argentina). “Javier Milei gana las elecciones primarias y sacude el escenario político argentino”. Agosto 2023.
[4] El Faro (El Salvador). “Las políticas de Nayib Bukele y su impacto en la sociedad salvadoreña”. Informe de 2023.
[5] The New York Times. “The Trump Presidency and Its Impact on American Politics”. Artículo de análisis, 2021.