Por Esteban Murillo
“Cuando me equivoque, corríjanme; cuando me pierda, búsquenme; cuando flaquee, denme fuerzas. Si no les escucho, reclámenlo; si les abandono, si no estoy ahí cuando más me necesiten, si usurpare con aviesa intención la confianza depositada en mí con tanta generosidad por un pueblo que demanda honestidad y buen gobierno, repúdienme”
‘Pucha que bien suena eso’ pensé cuando oí ese discurso en el 2014…. Dicen que las palabras se las lleva el viento, pero por dicha en esta era de la tecnología las palabras más bien quedan guardadas en un enjambre de servidores que nos permiten accesarlas de nuevo con facilidad. Hoy leo esa frase (entre otras que dijo por ahí de esas fechas) y pienso ‘pucha que hablada fue esa’. Lo siento si pensar así suena a falta de respeto, pero creo que no soy el único que lo hace.
60 días después de ese discurso vino la famosa “no es lo mismo verla venir que bailar con ella”. No Don Luis Guillermo, definitivamente NO ES LO MISMO. Pero usted pidió a millones de costarricenses que depositaran su confianza en que usted podría bailar con ella y que estaba calificado para hacerlo. Había que ser muy inocente para creer que a la hora del baile todo iba a ser bonito y fácil.
Por ahí del 2 de febrero del 2014 en otro discurso lo escuché decir “Costa Rica no es la misma, que la que existió antes de las seis de la tarde” (en referencia a las elecciones). Ahí sí le tengo que dar la razón Sr. Presidente, Costa Rica no es la misma… indudablemente y desgraciadamente estamos peor que como estuvimos antes. Yo fui uno de los muchos que votó por usted, inclusive me contagie al punto ponerle una bandera a mi carro. A la fecha, aún con todo lo que ha pasado y aún viendo a mí país ir cuesta abajo no considero haber botado mi voto. En ese momento pensé haber votado por el mejor, al día hoy pienso que voté por el “menos peor”. No creo que el país estaría mejor en manos de Liberación, Movimiento Libertario, Frente Amplio o PUSC, de hecho posiblemente estaríamos peor (si, es posible estar peor, aunque suene increíble).
Aún así, todo lo que usted dijo y prometió en campaña, en su discurso del 2 de febrero y en el discurso de toma de posesión sigue muy fresco en la mente de todo Costa Rica y nos queda la duda, que pasó? Resultó ser un político más? Fue solo un cuento de esos bien redactado con la esperanza de ganar corazones y por ende votos, sin ningún compromiso real? Yo sinceramente espero que no, pero a como veo que va el país, la evidencia indica que sí. Quiere devolverle a Costa Rica esa semilla de esperanza que usted mismo plantó hace poco y que usted mismo se ha encargado de ir matando? Aún está a tiempo de hacerlo. Hacerlo implicará ganar enemigos, e inclusive poner en peligro su vida. Hacerlo implicará caerle mal a MUCHOS de los que trabajan en Cuesta de Moras. Hacerlo implicará pararle la fiesta a miles de miles de personas que se aprovechan de puestos y relaciones para llenarse los bolsillos.
A veces me pregunto por qué a los políticos les cuesta tanto ver cosas que son sencillas a los ojos de todo mundo y creo que muchas veces es simplemente porque son cosas que no les convienen. La solución a los problemas de la economía NO ESTÁ en ponernos más impuestos a los que ya estamos ahogados por los altos precios en todo. La solución a la violencia NO ESTÁ en desarmar a los ciudadanos honestos que ponen todo su esfuerzo para estar en regla con la tenencia de armas. La solución a la risible (y muy triste a la vez) condición de las calles del país NO ESTÁ en aumentar los marchamos ni los peajes (dicho sea de paso si algún genio de Hacienda me puede explicar cómo para ellos mi humilde Honda 96 vale más o lo mismo ahorita que hace 4 años, cuando en cualquier otro país ya valdría muchísimo menos le agradecería mucho). La solución a los problemas de hacinamiento en las cárceles NO ESTÁ en soltar reos en régimen de “confianza” a que aumenten la inseguridad que ya de por sí tenemos los demás ciudadanos.
Las soluciones a tantos problemas que nos aquejan empiezan en Zapote y en Cuesta de Moras. Empiezan con diputados trabajando en vez de dormirse en sesiones o ver cómo hacen para salir antes para vacaciones. Empiezan con un presidente que pare la jugadera de empresas como RECOPE, de pensiones millonarias y salarios no merecidos a empleados públicos. Empiezan con un presidente que se ponga los pantalones y razone por cuenta propia (y no por las críticas en redes sociales) que en este momento irse para Cuba con un séquito de 30+ personas no es la idea más brillante del mundo. Empiezan con una batalla del gobierno contra el narcotráfico que se come a lugares como Desamparados, Limón y Hatillo y se va esparciendo como un cáncer y pronto destrozará este país. Empiezan limpiando la casa con organismos que evidentemente NO CUMPLEN su función como el MOPT y que desangran la economía del país. Y puedo seguir pero creo que todo lo que ya he dicho y todo lo que falta por enumerar, si ya lo sabe todo el mundo, lo debe saber también ya usted Don “Luis Gui”.
Usted haga lo que le corresponde hacer en el puesto que fue elegido por el pueblo, y que el costarricense haga lo que le corresponde como ciudadano. El tico, que sea honesto, que no bote basura, que pague sus impuestos (razonables), que sea amable, que respete los espacios azules para las personas que los necesitan en parqueos o autobuses, que respete a los ciudadanos mayores, que eduque a los niños con total dedicación, que respete las señales y leyes de tránsito, que haga todo lo que pueda para ayudar a sacar adelante al país.
Lleva usted 18 meses en el poder, así que tiempo para darle vuelta al barco tiene de sobra. Pero ojo, que si el barco sigue por donde va, va naufragar y al final de su mandato tendrá a los más de 4 millones de habitantes de estos 51100 km cuadrados haciendo lo que usted mismo les pidió: repudiándole. Es una palabra muy dura esa, “repudio”, pero recuerde que el que la pronunció fue usted, no el pueblo.
____
Los artículos de opinión no reflejan la posición editorial de El Mundo. Las personas interesadas en publicar un artículo de opinión en el sitio pueden enviarlo a la dirección redaccion@elmundo.cr con nombre completo y número de cédula.