Entre otras cosas, para Paulo Freire, la educación fue vista como acción sobre el mundo para transformarlo, un acto de amor, de coraje, de práctica, de libertad. Estimado docente ¿Realmente nos caracterizan esas definiciones en nuestro contexto educativo actual? ¿Estamos defendiendo la educación?
En la administración actual los recortes presupuestarios han sido parte de una política educativa excesivamente austera, no se niega la relevancia del buen manejo y control de los recursos públicos, pero, todo debe tener un equilibrio, actualmente las reducciones presupuestarias asignadas a las Juntas Administrativas las han llevado a priorizar entre un conjunto de requerimientos básicos, muchos colegios y escuelas han suplido algunas de sus necesidades con “tamaleadas, bingos, rifas y turnos” a merced de la excelente capacidad de gestión que caracteriza al docente y el sentimiento de buena intencionalidad para con sus estudiantes, esto tiene que acabar, los requerimientos económicos básicos para la operatividad educativa corresponden ser asignados directamente por el estado. Y si de hacer parte de la lista de un contexto que afecta la misma calidad y excelencia educativa se trata hay un diferentes situaciones que deben ser abordadas, por ejemplo, no importa cuánto un docente complemente su actualización profesional, salarialmente tendrá 40 puntos máximo reconocibles para pago en carrera profesional, recarga laboral adicional al estar en una responsabilidad de activar protocolos complejos, debidos procesos y más procesos donde si el docente estudió por ejemplo, español y es docente guía… lo siento, le es también sugerible haber estudiado derecho. No pago de hora guía en los colegios nocturnos, perdida de la autoridad docente, eliminación del rubro de zonaje, cientos de instituciones educativas con ordenes sanitarias, infraestructura en visible decadencia, noticias de recortes sistemáticos que van y vienen, instituciones educativas anunciando posibles cierres técnicos, etc, por si mismo el 2024 quedará en la historia como uno de los años con la menor inversión educativa en la última década, con un promedio de 5.2% y no para menos el 2025 proyecta “dejarse la medalla de oro” pues se prevé una inversión histórica promedio del 4.7% ¡Que ironía, considerando que debería ser un 8% anual del PIB según el artículo 78 de la constitución! Pero, ¿Los colegios funcionan con aparente normalidad? sí, los mismos educadores y en ocasiones los encargados de familia han contribuido a su sostenibilidad de buena fe, no se trata como ciudadanos de promover ser mezquinos con las instituciones educativas, es que cada quien cumpla con su rol y naturaleza específica de ser.
Es comprensible que el despertar del magisterio esté hasta cierto punto socavado, en un breve resumen histórico reciente, desde el año 2018 el magisterio agudizó su carencia de un norte sindical, la promoción publicitaria digna de un marketing político de aquel llamado plan fiscal, hoy ley de la República, por parte del gobierno de Carlos Alvarado versus la carente estrategia requerida para aquel momento por parte de los sindicatos provocó no sólo haber perdido dicho movimiento, sino también una debacle inmerecida de credibilidad para ejercer la protesta social ante la misma sociedad, ya con la moral en el piso se terminó por concretar en la Asamblea Legislativa la llamada ley anti huelgas, a partir de ahí sumando el periodo de afectación por la propia gestión administrativa de la denominada pandemia, la educación resultó gravemente afectada, algunas voces que ya habían contribuido en “apretar el interruptor” le llegaron a denominar “el apagón educativo” ¡Despierta magisterio, pero ya! El movimiento de huelga del 27 y 28 de agosto 2024 debe constituir un reinicio del mismo carácter, solidaridad, y convicción, con la protesta pacífica cargada de entereza, con la misma que se han realizado otras conquistas sociales. Padres y madres de familia deben analizar la relevancia de construir conjuntamente una nueva ruta educativa en favor del propio futuro de sus hijos, el país también debe de comprender que esta lucha tampoco persigue intereses específicos de organizaciones universitarias, es propiamente la defensa de la subsistencia de la educación a través de una inversión suficiente y una gestión administrativa eficiente que prevenga otra tragedia educativa con factura generacional.
Es destacable también que la visión política de la educación también debe cambiar, no es lógico ser tacaño al invertir en educación y mucho menos cuando se trata de lo necesario para su operatividad, invertir en educación es hacer la suma de todo aspecto con el que se le correlacione y tener como resultado “bienestar” es contribuir a la prevención de flagelos y no la represión de los mismos, es cosechar a futuro cercano una mejor economía, con menor desigualdad, es impactar “como medicamento a la vena, positivamente a las sociedades” elevar sus condiciones culturales, incrementar el acceso a mejores condiciones de vida, es reducir la criminalidad, es promover el cuidado de nuestro medio ambiente, es impactar positivamente en la salud física y mental del individuo, incluso se ha demostrado que la educación se encuentra ligada a ampliar la misma esperanza de vida de las personas, los datos también revelan que las personas adultas que han obtenido niveles altos de educación tienen más probabilidad de implicarse más en actividades de la sociedad civil como acceder a voluntariados, mayor interés político y confianza interpersonal, que aquellos individuos con niveles educativos más bajos. etc, bien reseñaban Filósofos como Aristóteles y Platón quienes enfatizaban que la educación era central para el desarrollo de los individuos y el bienestar de la sociedad en la que viven. Pero, más allá de esta y cualquier otra lista de los beneficios que provienen de la educación es importante meditar ¿Realmente la educación actual que tenemos promueve la calidad y la excelencia? aunque trillada la frase “no hay chocolate sin cacao”.
Estimado docente, la labor de educar es un privilegio, defender la educación constituye una responsabilidad, Costa Rica necesita con urgencia revertir el contexto actual, a gritos se demanda un pacto social por la educación, es imperativo que la sociedad civil reconozca esta necesidad, basta ya de cercenar la educación, exijamos una inversión educativa suficiente, ¡DESPIERTA MAGISTERIO DESPIERTA, QUE YA HACE DÍAS AMANECIÓ!
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El autor es contador y orientador. Doctor en Administración Universidad Internacional de Cuernavaca, México. Máster en gestión educativa con énfasis en liderazgo de la Universidad Nacional de Costa Rica. Licenciado en Orientación de la Universidad Nacional de Costa Rica. Licenciado en Contaduría de UMCA/UISIL y escritor independiente.