Comentábamos en el artículo de opinión Nudo gordiano, que Alejandro Magno tuvo ante sí el desafío de desatar un nudo imposible, el cual, según la tradición, era el requisito de los dioses para conquistar Asia. Alejandro tomó su espada, y cortó el nudo.
Del artículo: “Hay quienes defienden que la acción de Alejandro es un ejemplo de sagacidad del pensamiento lateral, o de practicidad maquiavélica. Lo cierto es que cortar el nudo no es lo mismo que desatarlo y, como destruye la cuerda, da para interpretaciones. Es muy interesante.”
“Yo siempre he tenido claro que Alejandro no cumplió el requisito. Él no estaba ahí para cumplir con el designio de los dioses, sino para influir en el ánimo de sus tropas y causar miedo entre sus enemigos. Una movida cultural y política, de un general que conocía la guerra por dentro y por fuera.”
“Cuando él corta el nudo, está consciente de que no cumplió con el designio divino, pero va más allá, pues su mensaje es que toma las cosas por la espada. Al cortar el nudo, deja de existir el nudo y desaparece el requisito. Abre un universo de posibilidades en donde el nudo no cuenta. Esa lateralidad en su solución es completamente válida.”
Nuestro presidente, el señor Rodrigo Chaves, está dando muestras de otra manera de gobernar, un poco a prueba y error, un poco a la fuerza, tocando lo intocable, desapareciendo falsas barreras, pero sobre todo ganando el apoyo de sus tropas y metiendo miedo a los enemigos de su gestión, de una manera muy a la tica, sin el populismo descarado de la política corriente al que hemos estado acostumbrados, ni apostando al insultillo, pero sí desafiando a todos los Olimpos. Yo no daba un cinco por el señor presidente y me ha dejado bien callado hasta el momento. Aún estoy pendiente de la reacción de aquellos con intereses creados a quienes no les gusta lo que está pasando, pero también sé que tiene mi apoyo, y que el apoyo del pueblo va a tener que ser fundamental en esta guerra que el presidente le ha declarado a la impunidad y a la sinvergüenzada.
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