Desánimo y esperanza

» Por Marvin Herrera Araya - Exministro de Educación Pública

En los días más recientes, he venido leyendo, escuchando y viendo diversas manifestaciones de ciudadanos preocupados por la situación socioeconómica del país y la pérdida de valores que han caracterizado la vida de los costarricenses, algunas son “Estamos perdiendo nuestra Costa Rica”, “Despierta Costa Rica”,La situación económica está muy dura”,Costa Rica es un país muy caro”, “Ya no se puede salir después de las seis de la tarde”, “La ideología de género está montada en mentiras”,El grupo de Sao Paulo estableció una agenda de tres etapas para llegar a establecer el comunismo en América Latina”, “Hay que rescatar a Costa Rica del socialismo del siglo XXI”  y otras más que, efectivamente, vienen de costarricenses demócratas muy desanimados y preocupados al tener conciencia de lo que viene sucediendo en el país y que han empezado a levantar con válidos argumentos sus voces para alertarnos.

Proyectos de ley como el que pretende criminalizar el odio, que a juicio de expertos será, entre otros aspectos, un bozal para acallar a quienes critican al gobierno, afectando el sagrado derecho a la libre expresión – ¿Será copia de una ley aprobada en Venezuela, que ha sido resaltada recientemente por el “New York Times”? -; el proyecto sobre la extinción de dominio, sin la debida precisión, por lo que se prestaría para abusos de poder en contra de los bienes de las personas; el proyecto sobre la aplicación de la Eutanasia; el proyecto para eliminar el “secreto de confesión” de los sacerdotes de la Iglesia Católica, cuando hay otros profesiones que tienen esta garantía: psicólogos, periodistas, abogados; el memorando de entendimiento con Cuba sobre educación; el protocolo contra el bullying LGTB establecido por el Ministerio de Educación Pública, que ya genera serías preocupaciones y protestas en las familias; la estrategia del Socialismo del Siglo XXI de fragmentar y polarizar la sociedad  en lo político, religioso, social, económico, para tener nichos específicos de votos y consolidarse en el poder, lo que en opinión personal ha empezado a ocurrir en nuestro país; son ejemplos que generan desánimo y opiniones negativas sobre el gobierno y el futuro del país. Las encuestas de estos días hablan por sí solas.

Lo positivo de todo esto, que inspira esperanza, es que las voces de quienes están viendo los peligros que amenazan a nuestra Democracia, a nuestra institucionalidad democrática y republicana, a nuestro sistema político – del cual se aprovechan, porque la estrategia ya no es tomar el poder por la fuerza, sino con votos en sistemas democráticos -,  es que ya se ha intensificado, en las redes sociales y en círculos de personas, la disconformidad con las políticas del PACPUSC, aunque quienes dirigen el PUSC, por cálculo político, están haciendo hasta lo absurdo por separarse del cogobierno: una mancha indeleble difícil de quitar de la mente de miles de costarricenses.

Todo lo anterior, me llena de esperanza y me lleva a reiterar la idea de que los demócratas conscientes y humanistas debemos apoyar un fuerte movimiento de coalición de partidos y organizaciones, que sea capaz de RESCATAR A COSTA RICA  de esa corriente política que está afectando la forma de vida de los costarricenses, nuestros valores cívicos, culturales, sociales, humanos, nuestras mejores costumbres y tradiciones, nuestras libertades fundamentales, nuestras concepciones sobre la vida, la familia, el matrimonio, la sociedad y el Estado. Espero que muy pronto, comenzando con las elecciones municipales y siguiendo con las nacionales, podamos decir a viva voz “COSTA RICA RESCATADA”.

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