Ayer fui al Art City Tour, posiblemente al igual que usted y muchos otros más residentes de la Gran Área Metropolitana, el acceso a la cultura es un privilegio, pero sobre todo, un derecho.
Regulado en diversos instrumentos jurídicos como lo son: la Declaración Universal de Derechos Humanos, específicamente en los artículos 22 y 27 y en los dos Pactos Internacionales de 1966, relativos uno a los derechos civiles y políticos y el otro a los derechos económicos, sociales y culturales.
Así como en preámbulo de la Constitución de la UNESCO, en el cual se afirma “(…) que la amplia difusión de la cultura y la educación de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas las naciones han de cumplir con un espíritu de responsabilidad y de ayuda mutua”.
El acceso a la cultura da pie al desarrollo de una economía fundada en el saber. Es lamentable que en nuestro país, muchas veces la función del Estado en temas de cultura, se limite a políticas valle centralistas o elitistas, que restringen el desarrollo y disfrute de una cultural democrática, en la cual, la clase social y residencia territorial no sean limitantes en el ejercicio y disfrute de los derechos culturales.
Resulta de carácter urgente la puesta en práctica de políticas públicas culturales descentralizadas que logren un disfrute pleno de nuestros derechos, un sentimiento de pertenencia costarricense y una identidad cultural que vaya más allá del “pura vida”. Donde las palabras cultura y desarrollo se unan y se trabajen en un mismo contexto, que apunte a la frase del poeta senegalés Léopold Sédar Senghor: “la cultura es el fin y el medio del desarrollo”.
En aras de lograr un desarrollo humano integral, debemos comenzar con un fomento local de la cultura, mediante las asociaciones de desarrollo, y municipalidades, grandes motores que cuentan con los medios y capacidad para influir de manera positiva en las comunidades. De lo contrario, de no tomar medidas inmediatas, en el ejercicio de nuestros derechos culturales seguiremos siendo desigualiticos.
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