En una sociedad que parece estar perdiendo el rumbo en cuanto a valores fundamentales, el respeto es una de las áreas donde más se refleja esta decadencia. Me pregunto, ¿cómo puedo enseñar a mis hijos la importancia del respeto cuando el propio líder del país, el presidente Rodrigo Chaves, es el primero en despreciarlo?
Recientemente, el presidente Chaves no dudó en llamar “corrupto” al gerente financiero de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Gustavo Picado, durante un evento público. Sin embargo, más allá de las acusaciones, lo que resulta más alarmante es la forma en que se expresó: con desdén y sin consideración por la figura del funcionario ni por la institución que representa. En su discurso, Chaves utilizó términos como “sinvergüenza” y reafirmó que, a pesar de la corrupción, Costa Rica sigue “progresando”.
Este tipo de declaraciones no solo denigran a una persona, sino también a las instituciones públicas esenciales para el bienestar de todos los costarricenses, como la CCSS. Es difícil, si no imposible, enseñar a los más jóvenes que deben respetar a los demás cuando las figuras de autoridad no dan el ejemplo.
Mi madre siempre decía: “Respete para que lo respeten”. Y esas palabras resuenan ahora más que nunca. Si el presidente de la República actúa de manera tan irrespetuosa, ¿cómo podemos pedirle a la sociedad que valore el respeto en sus relaciones cotidianas? Si él, el líder del país, no honra los principios que fundamentan una convivencia armoniosa, ¿qué le estamos enseñando a las generaciones futuras?
Este ataque público a Picado no solo revela una falta de respeto hacia una persona, sino también hacia el sistema institucional que tanto ha costado construir. En lugar de fortalecer las instituciones y trabajar de manera colaborativa, el presidente parece más interesado en destruirlas, especialmente a la CCSS, que ha sido una de las más afectadas por decisiones políticas, con la frase LA CAJA ESTÁ QUEBRADA, del cual es MENTIRAS. Según declaraciones de la presidenta actual de la institución, curioso verdad que no se pongan de acuerdo.
Es una pena que el presidente, en vez de unirse al esfuerzo nacional para mejorar las instituciones y cuidar los derechos de los costarricenses, esté dedicándose a socavar la confianza en ellas, atacando a quienes las componen y creando divisiones innecesarias. Si él, que tiene la responsabilidad de unir y liderar, desprecia y descalifica de manera tan pública, ¿cómo podemos esperar que la ciudadanía respete las normas y valores fundamentales?
La falta de respeto en este contexto no solo es hacia un individuo, sino hacia todo un sistema que debería ser defendido y respetado. El presidente debería ser el primer ejemplo de cómo manejar desacuerdos, críticas y diferencias, siempre con respeto y consideración. Sin embargo, su comportamiento está dejando claro lo contrario, socavando la base misma de lo que significa vivir en una sociedad justa y civilizada.
En conclusión, si realmente queremos recuperar el respeto en nuestra sociedad, es fundamental que quienes ocupan los cargos más altos den el ejemplo. No podemos esperar que nuestros hijos crezcan respetando a los demás cuando los modelos a seguir, como el presidente de la República, no actúan conforme a esos principios. “Respete para que lo respeten”, decía mi mamá. Ojalá el presidente también lo recuerde, por el bien de todos los costarricenses.