Código Electoral urge de renovarse

Los partidos políticos hoy día han dejado de representar a los ciudadanos; su distanciamiento y falta de credibilidad social urgen de resolver. La sensación general de corrupción política, propicia la desconfianza y la indignación, ampliando el divorcio entre los partidos y la sociedad.

Los políticos no pueden ignorar está situación de rechazo de la sociedad costarricense, y los ciudadanos han de ser activos y contundentes exigiendo urgentemente a los partidos actuaciones claras e inequívocas por la transparencia y contra la corrupción.

Es impostergable una reforma al Código Electoral, que impulse cambios al esquema de candidaturas independientes para darles viabilidad, y por otro, fomentar leyes que obliguen a los candidatos presidenciales al cumplimiento de las promesas de campaña, estableciendo un procedimiento para la remoción de políticos entre ellos: alcaldes, regidores, síndicos diputados o presidentes si se consideran graves los delitos electorales de los que se les acusa.

Le corresponde al TSE como ente superior en temas electorales, velar para que el proceso electoral goce de credibilidad y confianza. Debe desarrollar una normativa con sanciones inflexibles para los partidos políticos que una vez en el poder incumplan con sus promesas según su programa de campaña.

La democracia no se reduce al mero ejercicio electoral, de allí la importancia de fortalecer no solo el derecho electoral que garantice las condiciones para acceder y ejercer el poder político, sino para administrar la cuestión pública para generar el bienestar común.

La lucha por el poder sólo tiene sentido si ella busca ideales más amplios y si su propósito esencial es la competencia entre visiones alternativas sobre la mejor forma de organizar la sociedad. La democracia implica competencia por el poder, pero esa competencia no puede ser fruto de la vanidad de las elites sino resultado de visiones alternativas para el futuro.

Está claro que el país cuenta con un sistema partidario que data del siglo XIX, con dos “grandes partidos” que gobernaron: el PLN y el PUSC, que inicialmente honraron la historia pero que su permanencia en el poder ha contribuido al desmantelamiento del país y muchos actos de corrupción.

Nuestro sistema político está lleno de debilidades y escollos que obstaculizan el desarrollo político. Sin embargo cabe destacar que entre las principales fortalezas y logros alcanzados por la democracia costarricense, están la celebración periódica de elecciones democráticas, la implementación de políticas sociales, y los avances hacia un estado democrático de derechos.

En resumen, el desarrollo humano integral está en riesgo debido a las fracturas sociales, y Costa Rica no puede darse el lujo de perder más tiempo debe profundizar más en la construcción y fortalecimiento de la democracia. La abstención sobreviene cuando la gente no ve propuestas o salidas a la problemática que vive.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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