La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y su grado, dependen de un detalle técnico: el procedimiento electoral. A través de las elecciones, la calidad democrática mejora y los gobernantes son sometidos a la evaluación de toda la población.
El pueblo exige políticos decentes, obedientes, fieles administradores de lo público. Jueces que no confundan su ideología con las leyes, medios de comunicación que no confundan la libertad de prensa con la libertad de empresa, partidos que no sean simples mandaderos de las multinacionales dedicados a liquidar lo que nos queda de democracia.
Costa Rica necesita una democracia que recupere el sentido transformador, igualitario y participativo que tenía hace años. Esto supone superar esa visión utilitaria, minimalista y encubridora, muchas veces, de profundas desigualdades y exclusiones que solo empobrecen.
La construcción de la democracia se convierte en una actividad de trabajo comunitario en donde las comunidades presentan formas diversas de organización y participación, basadas en su cultura y tradición. Esto supone que la participación de la ciudadanía en la solución de conflictos, así como en la detección de problemas, hoy día es básica; debe fomentarse más el involucramiento para que el aporte ciudadano fortalezca la democracia.
Asimismo el concepto de ciudadanía tiene una serie de connotaciones necesarios para trazar un camino que busque los mecanismos adecuados en el proceso de construcción de la democracia, partiendo de la premisa de que la sociedad no es igualitaria y requiere de una serie de elementos encaminados a la construcción de nuevas formas de representación.
El siglo XXI plantea muchos desafíos a nuestra democracia, Además del derecho al voto y a elegir a nuestros representantes, también tenemos derecho a destituirlos de su cargo y de sus funciones en caso de no estar conformes con ellos y su forma de gobernar.
La democracia es el mejor procedimiento para elegir gobernantes, es una forma de gobierno, donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. Si es democracia total, es decir, si los ciudadanos tienen el derecho de elegir también deben de tener el derecho a destituir a los gobernantes que ellos mismos han elegido.
Costa Rica ha sido un referente en el mundo en materia de derechos humanos. A lo largo de su historia ha habido un esfuerzo permanente y decidido por ampliar hacia toda la ciudadanía las condiciones materiales como las libertades civiles y políticas esenciales para una vida satisfactoria y plena.
En síntesis, en una democracia total debe haber espacio para el rechazo y la protesta, pero también para la transformación y la construcción. La democracia debe articular más complejidad institucional que la permitida por quienes la conciben únicamente como una relación vertical entre el líder y masas.
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