Análisis pedagógico 4: El amor en los programas de sexualidad

» Por Mariano O. Murillo Cedeño - Docente

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«Hoy más que nunca es necesario hablar claro, precisar el auténtico sentido de los vocablos, dar su verdadero nombre a las distintas acciones. Se afirma que es hora de acabar con los tabúes, de poner las cartas sobre la mesa. Hagámoslo […]». Con estas palabras el filósofo López Quintás (2009, p. 69) intenta llevarnos a comprender el auténtico significado del concepto amor. Sí, el amor, porque sin darnos cuenta hemos hecho del amor un tabú. En la Educación Sexual hemos de hablar con claridad no solo para romper el tabú del placer y el sexo, sino el del amor, el cual cada vez se invisibiliza más en nuestras aulas.

En el Programa de sexualidad del 2012, cuyo verdadero nombre es Unidad de Afectividad y Sexualidad Integral (UASI), la palabra amor aparece 37 veces, un número medianamente aceptable considerando las más de 100 páginas que se dedican a la Unidad. Al momento de publicar la UASI, aparentemente por error se publicó uno de sus borradores el cual tuvo una gran circulación, y aun hoy en día puede encontrarse y descargase en ciertos sitios. Este documento si bien no es oficial, nos es útil para conocer ciertas ideas que fueron bosquejadas por los redactores. En este borrador, encontramos dos definiciones de amor, una de simplemente el concepto de “amor” y la otra de “amor como decisión”. En el caso de la primera se dice que: «Como concepto abstracto, el amor se considera normalmente un sentimiento profundo e inefable de preocupación cariñosa por otra persona, animal o cosa» (p. 84). Si bien podemos analizar muchos elementos a raíz de lo citado, al no ser la definición oficial, bastará con decir que esto va demostrando la poca claridad y la banalización que se hace del amor.

Pasando ahora a tomar en cuenta el texto oficial, vemos que los dos conceptos de amor permanecen. La definición de “amor” plasma una comprensión popular y burda del término (con algo de cierto). La otra definición, “amor como decisión”, contiene datos correctos, pero no explica qué es el amor. Ambas definiciones son francamente pobres que dejan mucho que desear. Transcribimos ambos conceptos a continuación:

  • «Amor: Se considera normalmente un sentimiento profundo que abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional del amor familiar y el amor platónico. En sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales». (MEP, 2012, p. 117).
  • «Amor como decisión: Interpela a la persona a tomar conciencia de sus sentimientos, decisiones y acciones y a no ver el amor sólo como una reacción de apego» (ibídem).

En los nuevos programas de sexualidad del 2017, la palabra amor se vuelve aún más escasa. En el caso de Tercer ciclo, es decir, el programa para sétimo, octavo y noveno año, la palabra “amor” aparece 6 veces, “enamorado” 1 vez, y “amo” 1 vez. En el programa de décimo “amor” la encontramos 5 veces, “amorosas” 1 vez, y “me ama” 1 vez. Pero lo más grave no es la miserable cantidad de veces en que se habla del amor, sino el hecho de que no hay ni una sola actividad o contenido para analizarlo. Sí, la palabra amor aparece en cuatro actividades, pero el tema central de la actividad es otro. En resumen, el amor no es un contenido, no es un eje, no es una actividad, ni siquiera una definición en el glosario, sino una simple nota al margen que se da por supuesta por los estudiantes. Y aun así algunos tienen el descaro de llamarla “educación de calidad”.

Incluso se podría decir que el MEP admite que el amor es un tema secundario. Aunque el Programa se hace llamar de “Afectividad” (y de “Sexualidad Integral”), lo cierto es que el componente afectivo no es uno de los elementos fundamentales. Los programas tienen tres ejes centrales y ocho sub-ejes, uno de los cuales se llama “afectos y vínculos”, que es donde encontramos el tema del amor. Estrictamente hablando, esto lo ubica en un segundo lugar.

Fuera de los contenidos propios de cada nivel educativo, la palabra amor aparece en tres ocasiones. Una vez en la definición de sexualidad de la OPS, otra en la explicación del sub-eje “afectos y vínculos” y finalmente en la definición de “afectividad” en el glosario. Propiamente en los contenidos académicos las cuatro actividades en que se incluye la palabra amor se distribuyen en tres años: Sétimo, octavo y décimo. En noveno nunca aparecerá el concepto de amor. A continuación, explicamos las cuatro actividades:

En sétimo los estudiantes cerrarán los ojos para reflexionar «qué sentirían, qué pensarían o que harían si fuesen ellos/as quienes» tienen que esconderse o son expulsados de ciertos lugares porque se han «enamorado» de una persona del mismo sexo. (MEP, 2017a, pp. 38-39).

En octavo los estudiantes analizarán si son verdaderas o falsas afirmaciones como las siguientes: «El amor es ciego», «si hay amor verdadero, todo se puede perdonar» y «el amor del bueno es para siempre» (ib., pp. 50-51).

En décimo hay dos actividades. En la primera los estudiantes van a identificar las «condiciones necesarias para el establecimiento de relaciones sexuales corporales, genitales y coitales placenteras y orientadas al bienestar propio y de la otra persona» (MEP, 2017b, p. 33). Para lograr esto «se le indicará a las personas estudiantes que ellas y ellos son el comité organizador de una fiesta en honor a las relaciones sexuales […] orientadas al placer y al bienestar de las personas involucradas en ellas. La primera tarea que tiene el grupo organizador es la de definir la lista de “invitadas(os)”» (ib.). El mismo programa da una lista de 36 invitamos y dos de ellos son el «amor» y el «amor recíproco» (ib., p. 34). Según las instrucciones de la propia actividad, el estudiante debe analizar si pasa o no el invitado a la fiesta. En la segunda actividad los estudiantes oirán muchas frases y deberán sentarse o ponerse de pie según se indique. Solo una frase menciona el amor: «Que se sienten aquellas personas que han podido observar en su propia vida o en el de personas cercanas, dificultades para establecer relaciones amorosas» (ib., p. 44).

¿Es esta la educación de calidad que nos ofrece el MEP? Yo creo que no. ¡Que no te engañen! Exigir valores más altos no es un discurso de odio, es un discurso de valientes.

Podemos concluir nuevamente con las palabras del filósofo López (2009) en su excelentísimo libro “El Amor Humano”: «Hablar con toda claridad no debe asustar a quien es sincero y solo intenta defender los valores más altos por la simple vía de mostrar su riqueza interna. Si expongo entusiasmado la grandeza de los valores que, a mi entender, enriquecen la vida humana, no temo que alguien pueda indicar algún valor que es todavía más elevado. Si lo hace, bienvenido sea, porque su aportación nos enriquece a todos» (p. 70).

Nota: “MEP, 2017a” es el programa de Tercer Ciclo, y “MEP, 2017b” el de Educación Diversificada.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo y número de identificación al correo redaccion@elmundo.cr.

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