Ayer Tere sufrió un descalabro; ayer Tere se resbaló y se hizo mucho daño. ¿Cómo explicar lo que pasó ayer en Casa Presidencial sin decir malas palabras?
El Consejo de Gobierno, con la mayor desvergüenza y cinismo, decidió pedirle a los choferes de Uber dejar de operar hasta que no se establezca un marco legal regulatorio; en otras palabras, que dejen de trabajar hasta que la Asamblea Legislativa les haga una ley para regularlos. La única conclusión que puede inferirse de esta petición, por si no se han dado cuenta, es que el mismo gobierno reconoce la existencia de un vacío en nuestra legislación, que efectivamente no contiene normas jurídicas para regular esta clase de nuevas realidades, derivadas simplemente de los avances tecnológicos. Es verdad. En Costa Rica ninguna ley dice que Uber sea legal, pero tampoco existe ninguna ley que prohíba a las personas que en el ámbito de su intimidad, se pongan de acuerdo para que una de ellas preste un servicio a otra a cambio de un reconocimiento o retribución económica, y esta es la base de mi denuncia.
Estoy denunciando que este gobierno, con estas actuaciones, nada menos que está traicionando una de las bases de la democracia, que es el principio de libertad. Nuestra Constitución Política consagra este principio en su artículo 26, que en resumidas cuentas lo que dice es que los actos privados que no dañen la moral y el orden público están fuera del alcance de la ley. Esto, para entenderlo mejor, quiere decir que la ley no puede entrometerse en los actos de las personas privadas que, expresamente, no violen la moral o el orden público.
La realidad es que la operación de plataformas digitales privadas no está prohibida por la ley, así que ninguna autoridad puede legítimamente impedir o amedrentar a las personas decentes que las utilizan. Pero la Realidad, con mayúscula, va más allá. Por eso empecé hablando de desvergüenza y cinismo, porque hay que ser un desvergonzado y un cínico para pedirles a más de 20,000 personas que dejen de trabajar, que renuncien a llevar el pan a las mesas de sus hogares hasta que en Cuesta de Moras “se aclaren los nublados del día”. Porque nublados hay, pero los sistemas democráticos sí tienen como reaccionar ante la duda razonable en estos casos.
El espíritu de nuestra Constitución Política, le duela a quien le duela, es liberal; la actual, de 1949 se construyó sobre la base de la de 1871, a la que básicamente se le hicieron algunos añadidos y ajustes, sin que jamás se haya comprometido o menoscabado su impronta humanista. En un Estado humanista, cuando la autoridad se enfrenta ante una situación donde definitivamente surge una duda razonable, tiene que optar por aquella salida que menos perjudique al particular; esto es lo que significa el principio in dubio, pro homine y su sucedáneo, indubio, pro libertate: “en caso duda, elige al hombre; en caso de duda, opta por la libertad”.
Lo que está haciendo nuestro Presidente con los choferes y usuarios de Uber, sin embargo, traicionó el espíritu humanista de nuestra Ley Fundamental, porque a pesar de reconocer abiertamente la existencia de un vacío legal, no optó por defender la libertad y los derechos de miles de personas decentes que el único pecado que están cometiendo es trabajar y ganarse la vida honradamente. Por el contrario, en la misma línea de su predecesor, sin ningún fundamento jurídico sólido, eligió quitarle el medio de sustento a miles y miles de familias.
Creo que este es el final del camino. Era la última evidencia que necesitábamos para comprobar que el régimen actual es antidemocrático, autoritario, arbitrario, caprichoso, socialmente irresponsable y que tiene de humanista lo que yo de obispo; a partir de hoy, compatriotas, que no nos quede la menor duda de que estamos ante un gobierno que defiende un concepto de progresismo que cada vez se parece más al progresismo de de Venezuela o de Nicaragua; que no únicamente ha enfilado todas sus armas en contra de la vida y de la familia, sino que ahora se burla de la gente decente privándolas de su sagrado derecho a trabajar, mandándolas para sus casas hasta que en Cuesta de Moras les definan su situación legal.
Un gobierno humanista y democrático, por el contrario, tuvo que haber adoptado la decisión de no interferir con el funcionamiento de Uber hasta que la Asamblea emita el marco regulatorio adecuado, pero mientras tanto tendría que dejarnos en paz y respetar nuestra libertad y nuestro derecho a elegir. Y les advierto: el pueblo costarricense es noble, pero no idiota; ha sido paciente, pero ustedes han abusado de su nobleza, así que no esperen que quienes sí creemos en la libertad y la dignidad del ser humano, permanezcamos indiferentes. No esperen que nos crucemos de brazos mientras ustedes, descaradamente, están acabando con la Patria.
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