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Nueva Delhi, 29 ene (NYT) – Por primera vez desde que existe el Taj Mahal se le hará una limpieza a fondo a este monumento indio al amor eterno.
Durante más de 350 años, las lluvias monzónicas en Agra, la bulliciosa ciudad que alberga el monumento, fueron suficientes para lavar la suciedad de los muros de la estructura. Pero la contaminación ha empeorado en las últimas décadas y partes de la fachada de mármol se han teñido de amarillo y negro.
Desde 2015, los trabajadores han escalado los minaretes y muros del monumento para corregir la decoloración y desprender las capas de suciedad que se han acumulado desde el siglo XVII en la estructura, construida por el emperador musulmán Sah Jahan a manera de mausoleo para su esposa favorita, Mumtaz Mahal.
Detrás del monumento está el río Yamuna, que se ha llenado de aguas negras y otros desechos; eso agrava el problema, pues esas aguas atraen millones de insectos parecidos a los mosquitos. Estos se posan en las cercanías de la parte trasera del Taj Mahal y excretan una sustancia verde sobre los muros durante sus vuelos de apareamiento.
Limpiar el monumento requiere de mucho tiempo y es todo un desafío. Para eliminar la decoloración, los trabajadores —suspendidos sobre un andamio— colocan en todo el monumento un recubrimiento con tierra de Fuller (una pasta de arcilla que absorbe la suciedad, la grasa y el excremento de los animales, y que a menudo se utiliza también para limpiar las impurezas de la piel). Posteriormente, se enjuaga la arcilla y queda una superficie impoluta.
“No se utilizan químicos”, dijo Bhuvan Vikrama, superintendente que labora con el Servicio Arqueológico de India y supervisa la limpieza. “Es la mejor opción que hemos encontrado hasta el momento. La hemos utilizado durante décadas en superficies de mármol”.
Sin embargo, en los últimos años, el andamiaje también ha resultado en que la gente no puede tomar fotografías del monumento en las que la vista no esté obstruida. Los trabajadores han tratado de limpiarlo por etapas para garantizar que los millones de turistas que visitan el Taj Mahal anualmente se marchen con una buena toma de la tumba que el poeta indio Rabindranath Tagore alguna vez comparó con “una solitaria lágrima suspendida en la mejilla del tiempo”.
Pero este 2018 los trabajadores podrían enfrentarse a su mayor desafío hasta ahora: restaurar el domo del monumento y devolverle su blanco aperlado. Los andamios de metal que utilizaron los trabajadores para aplicar la pasta de arcilla en los minaretes son demasiado pesados y rígidos para colocarlos alrededor del domo, así que consideran utilizar una especie de andamio de bambú que se utilizó para realizar obras de conservación durante la década de 1940.
Los trabajos de limpieza se han vuelto tema de conversación en la ciudad de Agra, donde algunas personas señalan que colocar andamios adicionales, con los que se formaría una especie de red negra alrededor del mármol, podría disuadir a los visitantes de ir al sitio.
Destacados políticos han hecho actos de presencia para contribuir con la limpieza, incluido Yogi Adityanath, el ministro en jefe de Uttar Pradesh, el estado donde se encuentra Agra. Adityanath, un nacionalista indio, fue blanco de críticas el año pasado por sugerir que el Taj Mahal, con su herencia musulmana, no debería ser una parada obligada en un circuito turístico de India. Pero en una visita reciente, él también tomó una escoba para barrer una de las entradas y llamó al monumento una “joya única”.
En fechas recientes se han hecho grandes inversiones en Agra. En 2012, se inauguró una vía rápida que conecta Nueva Delhi, la capital india, con Agra, lo que permite que los visitantes lleguen al Taj Mahal en tres horas.
En diciembre, el Banco Mundial anunció que ofrecerá un préstamo de 40 millones de dólares a los gobiernos de India y de Uttar Pradesh para el desarrollo y mantenimiento del Taj Mahal y otros monumentos. No está claro cuánto de esos fondos –si es que siquiera se destina alguna cantidad para ello– se utilizará para la limpieza, que los funcionarios esperan que concluya en noviembre.
Aunque las cifras del turismo en el Taj Mahal se han reducido ligeramente durante los últimos años, quizá a causa de los andamiajes, las multitudes siguen siendo muy numerosas, lo cual llevó al Servicio Arqueológico a presentar una propuesta para reducir el número de visitantes diarios a 40.000 personas y a limitar el tiempo de visita a tres horas por turista.
La guía de turistas de Fodor aconseja a los visitantes no visitar el Taj Mahal hasta que se concluyan los trabajos del domo, que aún no han iniciado. Sin embargo, Shamsuddin Khan, un guía de turistas experimentado en Agra, dijo no estar preocupado. Afirmó sentirse confiado de que turistas de todo el mundo seguirán levantándose antes del amanecer, como lo han hecho durante años, para capturar un fugaz destello de la tumba bañada por la tenue luz dorada.
“El Taj Mahal seguirá siendo el Taj Mahal”, agregó.
Atul Loke contribuyó con este reportaje desde Agra, India.