Berlín, 15 oct (dpa) – En la lucha contra el desperdicio de alimentos, expertos alemanes lanzaron varias propuestas de cambios prácticos para que muchos menos productos acaben innecesariamente en la basura.
Según una declaración de la Federación de Organizaciones de Consumidores Alemanes (Verbraucherzentrale Bundesverband) de cara a una audiencia este lunes en el Parlamento alemán, cada alimento que no se utiliza para la nutrición está asociado a un alto consumo de recursos preciosos.
En concreto, la asociación sugirió cambios en la venta de verduras y frutas de los supermercados. Los rábanos y colirrábanos, por ejemplo, deberían venderse sin follaje decorativo, que hace que la humedad se evapore más rápidamente y puede provocar así un deterioro prematuro.
Algunas frutas y verduras suelen venderse a precios por pieza en lugar de por peso, explicaron los defensores del consumidor. Lo que no cumple el tamaño o peso mínimos puede no llegar a las tiendas. Por ello, propusieron, los minoristas deben abstenerse de imponer sus propios requisitos de tamaño, uniformidad y aspecto.
“La clasificación natural también debería convertirse en la norma en el supermercado”. Las verduras de distintos tamaños deberían venderse generalmente por peso y no a precios por pieza. Esto también permitiría a los clientes comprar más en función de sus necesidades.
La Asociación Federal del Comercio Alimentario Alemán, por su parte, quiso llamar la atención sobre los escollos que enfrenta para entregar productos a organizaciones como los bancos de alimentos.
En el caso de las frutas y hortalizas a granel, la información sobre el origen, la clase comercial y los medios de tratamiento de la superficie tiene que facilitarse producto por producto, afirmó la entidad en su declaración para la audiencia que celebrará la comisión parlamentaria de alimentación.
Esto, advirtió, supone un gran obstáculo para las donaciones, ya que los excedentes de frutas y hortalizas proceden al final de diferentes lotes y la información debe ser asignada a mano.
En el caso de los productos que han superado recientemente su fecha de consumo preferente, no existe actualmente ninguna forma legalmente segura de regalarlos, se quejó la asociación.
Un yogur que suele ser comestible incluso días después de la fecha de caducidad no puede ser donado porque hay que comprobar previamente si es comercializable y seguro, constató la asociación.
Esto solo puede hacerse abriéndolo y probándolo, lo que obviamente está fuera de lugar, sostuvo y demandó una cláusula de exención de responsabilidad a quienes donan a organizaciones e instituciones benéficas.
Cada año, once millones de toneladas de alimentos acaban en la basura en Alemania, indican cifras de 2020 de la Oficina Federal de Estadística. De ellas, el siete por ciento, es decir, 762.000 toneladas, corresponde al sector minorista. La mayor parte, el 59 por ciento, se generó en los hogares.
Otro 17 por ciento se generó en restaurantes y comedores, un 15 por ciento en el proceso de manufactura y un dos por ciento en la agricultura.
El objetivo declarado del Gobierno alemán es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030. El Gobierno anterior de la canciller Angela Merkel puso en marcha una estrategia que pretendía establecer normas voluntarias para las respectivas fases de la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta llegar al plato.
Se llegó a acuerdos de objetivos para la venta de comidas para llevar en el sector gastronómico, así como para supermercados y mayoristas.
El ministro alemán de Agricultura, Cem Özdemir, aboga por un enfoque más consciente de la alimentación. El político de Los Verdes declaró que todos pueden contribuir a frenar el enorme despilfarro de alimentos no comprando o cocinando demasiada comida ni llenando de más el plato.