Roma, 3 abr (elmundo.cr) – Los precios mundiales de los alimentos bajaron fuertemente en marzo, lastrados en su mayor parte por la contracción de la demanda vinculadas a los efectos de la pandemia COVID-19 y la caída de los precios mundiales del petróleo, debido sobre todo a las expectativas de desaceleración económica a medida que los gobiernos implantan restricciones destinadasa responder a la crisis sanitaria.
El índice de precios de los alimentos de la FAO, -que hace un seguimiento de la variación mensual de los precios internacionales de los productos básicos alimentarios más comercializados-, se quedó en marzo en un promedio de 172,2 puntos, lo que supone una caída del 4,3 por ciento respecto a febrero.
“La bajada de los precios obedece en gran medida a factores de la demanda, no de la oferta, factores que están influidos por unas perspectivas económicas cada vez peores”, señaló el economista superior de la FAO Abdolreza Abbassian.
El índice de precios del azúcar de la FAO registró la mayor caída, con un 19,1 por ciento menos que el mes anterior. Entre las causas se encuentran la menor demanda del consumo fuera de casa, ligada a las medidas de confinamiento impuestas por muchos países, y la menor demanda de los productores de etanol debido a la fuerte caída de los precios del crudo.
El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO disminuyó un 12,0 por ciento en un mes, debido principalmente a la caída de los precios del aceite de palma vinculada al descenso de los precios del petróleo y a la creciente incertidumbre sobre el impacto de la pandemia en los mercados de aceite vegetal de todo el mundo. Los precios del aceite de soja y de colza siguieron la misma tendencia.
“Los precios del petróleo han caído más de la mitad durante el último mes, lo que tenido un gran impacto a la baja en los biocombustibles, que son una importante fuente de demanda en los mercados del azúcar y los aceites vegetales”, explicó el analista de la FAO Peter Thoenes.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO cayó un 3,0 por ciento, arrastrado por la disminución de las cotizaciones y la demanda mundial de importación de leche desnatada y entera en polvo, debido en gran parte a las perturbaciones en las cadenas de suministro de productos lácteos a causa de las medidas de contención destinadas a controlar la propagación del COVID-19.
En marzo, el índice de precios de los cereales de la FAO disminuyó igualmente un 1,9 por ciento respecto a febrero, y se situó casi al nivel de marzo de 2019. Los precios internacionales del trigo bajaron, ya que los efectos de los abundantes suministros mundiales y las perspectivas de cosechas ampliamente favorables superaron a los del aumento de la demanda de importaciones de África del Norte y algunas limitaciones a las exportaciones impuestas por la Federación de Rusia. Los precios del maíz también se redujeron, debido tanto a los abundantes suministros como a una demanda mucho más débil del sector de los biocombustibles.
En cambio, los precios internacionales del arroz aumentaron por tercer mes consecutivo, con las cotizaciones del arroz indica reforzadas por la acumulación de existencias, impulsada por la preocupación por la pandemia y los informes de que Viet Nam podría introducir prohibiciones a la exportación, lo que el Gobierno ha negado posteriormente.
El Director General de la FAO, QU Dongyu, dijo a los líderes políticos en la cumbre del G20 de la semana pasada”que se aseguren de que el comercio agrícola siga desempeñando su importante papel para contribuir a la seguridad alimentaria mundial” y que eviten las políticas que obstaculizan los flujos comerciales que sustentan los sistemas de suministro alimentario.
La FAO está siguiendo de cerca los precios y lalogística que rodea a los productos alimentarios con miras a alertar a los países de los nuevos problemas que podrían agravar las posibles interrupciones del suministro de alimentos durante la pandemia.
El índice de precios de la carne de la FAO cayó a su vez un 0,6 por ciento, afectado por la disminución de las cotizaciones internacionales de las carnes de ovino y bovino, que tienen grandes disponibilidades de exportación, pero cuya capacidad comercial se ve mermada por cuellos de botella logísticos. Por el contrario, los precios de la carne de cerdo subieron en medio del incremento de la demanda mundial y en un contexto en que las plantas de elaboración se venafectadas por las restricciones al movimiento de trabajadores.
Suministro holgado de cereales
La previsión de la FAO para la producción mundial de trigo en 2020 se mantiene sin cambios con respecto al mes anterior, en el nivel casi récord del año pasado, lo que, unido a los amplios inventarios, ayudará a proteger los mercados alimentarios de los vaivenes durante la tormenta del coronavirus.
En la Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de cereales de este mes, también publicada hoy, la FAO aumentó su estimación de la producción mundial de cereales en 2019 a 2 721 millones de toneladas, un incremento del 2,4 por ciento respecto a 2018. Por categoría, las estimaciones de la FAO para 2019 se sitúan ahora en 1 445 millones de toneladas de cereales secundarios, 763 millones de toneladas de trigo y 512 millones de toneladas de arroz (en equivalente de arroz elaborado).
Aunque las interrupciones localizadas -debidas en su mayor parte a problemas logísticos-, plantean desafíos a las cadenas de suministro alimentario en algunos mercados, es poco probable que su duración y magnitud previstas tengan un efecto significativo en los mercados mundiales, según la FAO.
La previsión de la FAO para la producción mundial de trigo en 2020 no ha variado con respecto al mes pasado, con 763 millones de toneladas. Las expectativas de una menor producción en la Unión Europea, Ucrania y los Estados Unidos de América se ven compensadas por el aumento previsto de producción en la Federación de Rusia, la India y Pakistán, aunque las infestaciones de langostas en estos dos últimos países podrían rebajar los pronósticos iniciales.
En cuanto al maíz -el principal cereal secundario-, se prevén cosechas abundantes en Brasil y Argentina, y se espera que la producción de maíz de Sudáfrica se recupere con fuerza tras la sequía del año pasado. En otros lugares, las decisiones de siembra pueden verse influidas por el descenso de los precios internacionales de este cereal.
El pronóstico de la FAO sobre la utilización mundial de cereales para 2019/20 ha aumentado ligeramente hasta los 2 722 millones de toneladas, con un incremento de un 1,2 por ciento anual. Se prevé que las reservas mundiales de cereales al cierre de las temporadas de 2020 se contraigan en 8 millones de toneladas con respecto a sus niveles iniciales, lo que hará que el coeficiente entre las existencias mundiales de cereales y su utilización descienda al 30,7 por ciento, lo que se sigue considerando un nivel holgado. Se prevé que el comercio mundial de cereales aumente un 2,3 por ciento con respecto al año anterior, hasta alcanzar los 420 millones de toneladas.