Redacción, 25 oct (VOA) – En grandes ciudades de América Latina, desde México hasta Chile, hay llamas de protesta en las calles. Irónicamente, uno de los temas que está alimentando ese fuego es el agua, su mala calidad o su frecuente ausencia en las casas, escuelas y hospitales.
Según un reporte de la revista America’s Quaterly, el tema del suministro de agua potable en América Latina se ha convertido en una “crisis invisible” que ya afecta a 16 de las 20 más grandes ciudades del continente.
Esas 16 ciudades están en lo que los expertos catalogan como una “situación de estrés” por el suministro del agua potable. Mientras tanto, en tres de esas ciudades, Sao Paulo, Lima y Ciudad de México la amenaza de quedarse sin agua por completo es totalmente real.
Esto es parte de una crisis que no siempre se ve reflejada en las primeras planas de los diarios, aunque sí se menciona entre las molestias que ciudadanos de todo el continente tienen en contra de sus respectivos gobiernos.
Una buena parte del problema tiene sus raíces en el calentamiento global, el cual ha venido a generar patrones de precipitación pluvial que ocasionan copiosas lluvias en zonas poco habitadas, como la Amazonia y los glaciares de la Patagonia.
En tanto, muchas de las poblaciones de la costa del Pacífico o cercana a ella, tienen severos problemas de sequías que hacen que el suministro de agua potable sea cada día menos confiable.
En Ciudad de México el agua potable ocasionalmente desaparece de las tuberías durante semanas. Esto ha abierto la puerta a un mercado negro de agua en momentos de sequía.
La solución a la crisis no es tan fácil como instalar nuevas tuberías hasta la última casa del continente y abrir nuevas fuentes. Se trata de encontrar soluciones realistas, ya que la instalación de nuevas tuberías y apertura de nuevos pozos tendría un costo altísimo en momentos en que América Latina pasa un período de vacas flacas y esto, además, tomaría años en poder implementarse.
Según la revista, se trata entonces de encontrar soluciones creativas que usen nuevas tecnologías como la desalinización de agua usando energía solar, u otras técnicas, algunas de ellas heredadas al continente por el Imperio Inca.
Lo principal, según la publicación, es empezar a cimentar un cambio de mentalidad en el que el agua deje ser visto como un recurso abundante, incluso en lugares como Cataratas del Iguazú, el glaciar Perito Moreno y el Lago de Atitlán, y empiece a considerarse un recurso en “creciente peligro”.