Nuevo México, 29 may (elmundo.cr) – Un motociclista fue acusado de asesinato el sábado después de un tiroteo entre bandas de motociclistas rivales en un mitin de motociclistas en Red River, norte de Nuevo México, en el que tres pandilleros murieron y cinco resultaron heridos, dijo la policía. dicho.
Miembros de los grupos Bandidos y Waterdogs intercambiaron disparos alrededor de las 5:00 p. m. (21:00 GMT) en la abarrotada calle principal de la ciudad turística de montaña a 75 millas al noreste de la capital estatal, Santa Fe, dijo el domingo el jefe de la policía estatal, Tim Johnson.
“Fue solo pandillero tras pandillero”, dijo Johnson en una conferencia de prensa en Red River, y agregó que ningún transeúnte resultó herido.
De los tres muertos, dos eran bandidos y uno era un Waterdog, dijo el jefe de policía.
Jacob Castillo, de 30 años, un Waterdog de Nuevo México, fue acusado de asesinato, mientras que Matthew Jackson, de 39 años, de Texas, líder del capítulo de Bandidos, enfrentó un cargo de porte ilegal de un arma de fuego y Bandido Christopher García, de 41 años, de Texas, fue arrestado. bajo sospecha de posesión de cocaína.
La confrontación comenzó en Albuquerque, la ciudad más grande de Nuevo México, por una foto que involucra a otra pandilla, y luego se extendió al mitin anual de motocicletas del Día de los Caídos en Red River, dijo Johnson.
Bandidos han estado involucrados en al menos tres tiroteos en Texas y Oklahoma en los últimos dos meses, dijo.
Se esperaba que unos 28.000 ciclistas de todo el país asistieron al mitin del Día de los Caídos, que contó con música en vivo y ceremonias de recuerdo en el Monumento a los Veteranos de Vietnam en las cercanías de Angel Fire.
La alcaldesa de Red River, Linda Calhoun, aconsejó a las empresas locales que cerraran.
El incidente se produjo ocho años después de que nueve motociclistas murieran y 18 resultaran heridos en un tiroteo en Waco, Texas, en el que participaron miembros de grupos de motociclistas como Bandidos y Cossacks.
Algunos de los heridos fueron transportados a un hospital en Taos, Nuevo México, a unas 25 millas al suroeste, donde las autoridades prohibieron la venta de alcohol y establecieron un toque de queda.
