Durante los últimos meses, el político de 87 años y la cúpula partidaria en torno a su hija Marine Le Pen habían roto relaciones después de que el político de extrema derecha volviera a restarle importancia a las cámaras de gas de los nazis y las calificara como un “detalle de la historia”.
Tras el exabrupto, la cúpula del partido decidió suspenderlo y quitarle la presidencia honoraria, como parte de los esfuerzos de la actual jefa del partido, su hija Marine, por darle al partido una imagen menos extrema.
Jean-Marie Le Pen acudió a tribunales para apelar la medida a fin de volver al partido y recuperar la presidencia honoraria. La corte falló a su favor y exigió un congreso del partido en el que Le Pen tuviera derecho a una defensa.
Antes de la audiencia con el comité ejecutivo del partido, Le Pen había declarado que no consideraba que a ese gremio le correspondiera decidir su suerte como presidente honorario.
Tras la audiencia, el veterano declaró: “Expresé mi deseo de que este este episodio algo polémico sea sólo una etapa en el camino hacia la reconciliación del Frente Nacional”.