Washington, 04 ene (AFP) – El influyente senador estadounidense Bob Menéndez pidió este lunes al presidente Barack Obama que aplique más sanciones a funcionarios de Venezuela y que incluso promueva su exclusión de foros internacionales, en la víspera de instalación de una Asamblea Nacional controlada por la oposición.
En una carta abierta Menéndez, un aliado de Obama, lamentó que el gobierno no haya utilizado “plenamente” una ley específica aprobada por el Congreso en 2014 que autoriza al poder ejecutivo a aplicar sanciones económicas a funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro.
Por ello, Menéndez pidió a Obama que “llame a los líderes en el continente y en todo el mundo” a “unirse a sanciones progresivamente más fuertes”, “excluya al régimen del señor Maduro de los foros internacionales y adopte otras penalidades internacionales”.
Además, el senador demandó a Obama que su diplomacia impulse a la Organización de Estados Americanos (OEA) a invocar la Carta Democrática de esa entidad continental en el caso venezolano, considerando que ello sería “un paso significativo”.
La oposición a Maduro logró en las elecciones legislativas del 6 de diciembre una victoria que le permitió elegir a Henry Ramos Allup, un acérrimo antichavista, como presidente de la nueva Asamblea Nacional, que debe asumir sus funciones el martes.
La instalación de la Asamblea ocurre en medio de una incertidumbre generalizada ante la reciente decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de suspender a tres diputados opositores y un oficialista, que ganaron en el estado Amazonas (sur).
La Asamblea Nacional que se instalará el martes será la primera en 17 años en ser controlada por la oposición al chavismo.
Estados Unidos y Venezuela no tienen representación diplomática con rango de embajadores desde 2010, y las relaciones bilaterales se tensaron sensiblemente a inicios de 2014 después de que Washington aprobara sanciones contra siete altos funcionarios venezolanos.
Además de las sanciones en sí, la decisión de la Casa Blanca de calificar a Venezuela como una “amenaza extraordinaria” a la seguridad estadounidense provocó una oleada de indignación a nivel regional.
El Departamento de Estado envió varias veces al diplomático Thomas Shannon a Caracas, en una tentativa de mantener abierto un canal directo de comunicación, y desde entonces Washington adoptó un perfil claramente más moderado en sus declaraciones públicas sobre Venezuela.