Lima, 21 may (elmundo.cr) – Un equipo internacional de científicos de varios países, entre ellos Australia, Bolivia, Argentina, Chile, Perú y EE.UU secuenciaron el material genético de 89 esqueletos de personas que vivieron en la región central de los Andes hasta hace 9.000 años; es la investigación más completa realizada hasta hoy, no solo por el período temporal requerido, sino también por la extensión geográfica de la misma.
El estudio revela detalles inéditos sobre la historia de los pueblos andinos precolombinos previamente al encuentro con los europeos: muestra los movimientos, la distribución geográfica, los intercambios culturales y sobre todo las características de sus ciudades, que en muchos casos eran muy similares a las grandes metrópolis de hoy en día.
Gracias al equipo de antropólogos, biólogos, historiadores y genetistas, fue posible obtener el ADN de los antiguos pobladores que nunca había sido incluido en estudios de este tipo. Es una herencia genética invaluable, considerando que la mayoría de los estudios genómicos hasta ahora se habían centrado en las poblaciones de Eurasia occidental. El objetivo era descubrir parte de la historia de las migraciones y poder compararla con información arqueológica o registros históricos.
Pensando a la historia antigua de los Andes, a menudo pensamos a la civilización Inca y a Machu Picchu, pero muchas otras culturas y sociedades también poblaron esas tierras: los Moche en el Norte de Perú, con sus murales y esculturas con un trasfondo sexual, los Huari en el sur, con sus terrazas agrícolas y de obras maestras textiles, los Tiahuanaco en la cuenca del lago Titicaca, con sus ceremonias rituales.
Hace 9,000 años existían importantes intercambios entre las poblaciones andinas y no andinas, entre el sur de Perú y las llanuras argentinas, entre la costa norte de Perú y la Amazonía. Las civilizaciones precolombinas que vivían en las tierras altas andinas eran genéticamente distinguibles de las presentes en la costa del Pacífico, diferencias que perduran hasta hoy.
Para Nathan Nakatsuka, biólogo y genetista de la Universidad de Harvard y director de la investigación, “la comparación genética con los habitantes contemporáneos mostró que las diferencias genéticas han persistido hasta nuestros días y no se alteró con la llegada de los españoles” dijo.
Nakatsuka señala que el estudio es útil para iniciar a entender mejor qué motivó los movimientos y las migraciones de esas culturas a lo largo del territorio, nos brinda información relativa a la cantidad de hombres y mujeres que se trasladaban de un lugar a otro, además de detectar las diferencias genéticas asociadas a la división social.
Para el profesor Lars Fehren-Schmitz, sub-director de la investigación: “La principal implicación de este proyecto es que ahora tenemos un mapa espacial y cronológico de la diversidad o la estructura genética precolombina en los Andes (…) Al comparar las firmas genéticas entre personas que viven en diferentes momentos y comparar luego eso con lo que sabemos de la arqueología e historia, podemos tener una idea de cómo cambios culturales significativos en los Andes, como la introducción de la agricultura o el surgimiento y la caída de sociedades estatales complejas, afectaron a la diversidad genética de las poblaciones precolombinas o viceversa”, explicó.
Este estudio abre nuevas oportunidades de investigación para aprender a conocer las profundas raíces de los pueblos originarios y su rico patrimonio histórico. Durante la ejecución del proyecto las comunidades indígenas fueron consultadas en todo momento; al fin de lo que se trata es de reconstruir su historia.