Washington, 29 abr (VOA) – El presidente Joe Biden se dirigió por primera vez a una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos, un discurso que coincide con sus primeros cien días de mandato y en el que el demócrata defendió su agenda y la importancia de que el país dé un paso al frente para “ganar el S. XXI”.
“Ahora, después de sólo cien días, puedo informar a la nación: Estados Unidos vuelve a estar en marcha”, dijo Biden desde el atril del pleno de la Cámara de Representantes, prácticamente vacío debido a las restricciones impuestas por la pandemia. “Hemos convertido el peligro en posibilidad, la crisis en oportunidad, los reveses en fuerza”.
El veterano mandatario, de 78 años de edad, aprovechó su intervención para pedir unidad a una bancada que conoce de sobra, tras haberse pasado casi medio siglo como senador. “No podemos estar tan ocupados compitiendo los unos con otros bastante tenemos con el resto del mundo”.
Por ello, Biden hizo un llamamiento a buscar consensos entre ambos partidos, algo que según dijo, podría posibilitar la aprobación de leyes que permitan, por ejemplo, regular el control de armas o la inmigración, asuntos estos en los que, argumentó, existen puntos comunes.
La reforma inmigratoria
“La inmigración siempre ha sido esencial para Estados Unidos, dejemos atrás nuestras cansinas guerras sobre inmigración”, exhortó Biden. “Por mas de 30 años los políticos en este país han hablado de reforma migratoria y no han hecho nada. Es hora de arreglarlo”.
Biden afirmó que el país “apoya una reforma migratoria”, por lo que apeló a los legisladores a “actuar” y aprobar la propuesta de ley que envió en febrero a ambas cámaras del Congreso.
Biden transmitió una cierta sensación de urgencia al instar a los presentes a aprobar dicha legislación a lo largo de “este año” para así poder “finalmente garantizar la protección” de los dreamers y de los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), cuya situación, en muchos casos, se encuentra en un limbo legal a la espera de una decisión definitiva del Legislativo.
“El Congreso debe pasar legislación este año para finalmente garantizar protección a los soñadores, los jóvenes que solo conocen como hogar a EE. UU. y protección permanente para migrantes que están aquí con el Estatus Protección Temporal, que vinieron de países destrozados por desastres naturales o creados por el hombre”, dijo.
El demócrata volvió a hacer hincapié en la necesidad de atajar el problema de la inmigración “de raíz”, mucho antes de que llegue a la frontera sur del país y así comprender “el porqué las personas están huyendo a nuestra frontera sur particularmente desde Guatemala, Honduras y El Salvador”.
Por contra, el senador Tim Scott, responsable de la réplica republicana, durante su intervención posterior al discurso de Biden, acusó al presidente de haber agravado la situación en la frontera sur al haber rescindido políticas implementadas por la Administración del expresidente Donald Trump. “Debilitar la frontera sur y crear una crisis no es compasión”, aseguró el legislador por el estado de Carolina del Sur.
A diferencia de lo ocurrido en los últimos años, Scott, el único senador afroestadounidense de la bancada conservadora, fue el encargado de dar la única réplica republicana puesto que, por primera vez de 2009, cuando el entonces presidente Barack Obama se dirigió por primera vez a una sesión conjunta del Congreso.
La diversidad, protagonista
Antes, Biden había celebrado la histórica escena de la que formó parte al tomar la palabra, flanqueado a su espalda por la vicepresidenta Kamala Harris y a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. “Señora presidenta, señora vicepresidenta. Ningún presidente había dicho antes esas palabras y ya era hora”.
Lejos de los 1.400 asistentes que acuden cada año al discurso sobre el Estado de la Unión, en esta ocasión apenas 200 invitados -entre legisladores, miembros del gabinete y familiares, principalmente- se dieron cita en el Capitolio debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
Biden, que apenas un día antes anunció que quienes estén ya vacunados no deberán seguir llevando mascarilla en pequeñas reuniones al aire libre, se congratuló por el éxito de su campaña contra el nuevo coronavirus, si bien recalcó que la guerra está lejos de concluir.
“Aún queda mucho trabajo por hacer para derrotar a este virus, no podemos bajar la guardia”, advirtió. “Pero esta noche puedo decir que gracias a ustedes, el pueblo estadounidense, el progreso en los últimos cien días contra una de las peores pandemias de la historia ha sido uno de los grandes logros logísticos”.
Liderazgo en la esfera internacional
Biden recordó que la pandemia, además de haberse cobrado la vida de 573.781 de personas en el país, llevó al desempleo a más de 20 millones de estadounidenses. El presidente estadounidense defendió que, más allá de sacar al país de la crisis económica, es necesario que Estados Unidos afiance su liderazgo de cara al futuro.
“Estados Unidos está avanzando, pero no podemos pararnos ahora. Estamos en competición con China y otros países para ganar el S. XXI”, afirmó.
Sin embargo, Biden no dudó en defender que Washington no debe caminar solo esa senda, por lo que llamó a “liderar” junto a los aliados del país, puesto que, según dijo, “no hay nación que pueda por sí misma hacer frente a todas las crisis que enfrentamos, desde el terrorismo, a la proliferación nuclear, las migraciones masivas, ciberseguridad, cambio climático”.
Desde ese mismo Capitolio que el pasado 6 de enero fue asaltado por una turba que intentaba impedir la certificación de su victoria electoral, Biden hizo una encendida defensa de la democracia, cuya validez ponen en entredicho “autócratas” como el presidente de China, Xin Jinping. “Él y otros autócratas piensan que las democracias no pueden competir en el S. XXI con las autocracias”.
Para poder afianzar ese liderazgo, afirmó Biden, es necesario que Estados Unidos consolide su economía mediante la innovación, algo que solo será posible, sostuvo, si el Estado toma cartas en el asunto y abraza sus propuesta económicas, en especial, su plan de infraestructuras y su plan de bienestar, recién presentado esta noche y bautizado como ‘Plan Estadounidense para las Familias’.
“A lo largo de la historia, la inversión pública en infraestructuras ha transformado -literalmente- a Estados Unidos”, apuntó. “Estas son inversiones hechas juntos, como país; inversiones que sólo el Gobierno está en posición de acometer”.
En cuanto a su plan de bienestar, Biden esbozó este miércoles un programa social a diez años cuyo coste se estima en 1,8 billones de dólares y que, entre otras cosas, plantea ampliar en cuatro años el sistema de educación pública gratuita y garantiza las bajas laborales pagadas por enfermedad o nacimiento de un hijo.
Se trata del tercer paquete legislativo con marcado carácter social que anuncia el Gobierno de Biden en apenas tres meses en el poder tras el rescate económico por la pandemia de 1,9 billones que ya fue aprobado y el plan de infraestructuras -conocido como ‘Plan de Empleo Estadounidense’- aún en negociaciones y presupuestado en 2,25 billones dólares.