Managua, 14 oct (VOA) – Desde hace varios meses Georgina López, una madre nicaragüense residente en Managua, tomó la decisión de reducir el uso de los electrodomésticos en su hogar.
Asfixiada por el constante aumento de los precios de la electricidad en los últimos años, López se vio obligada a buscar medidas para sobrevivir en la vivienda donde el único sustento económico es su esposo.
A principios de año, el gobierno hizo una reducción del costo de la tarifa eléctrica, sin embargo esto aplica únicamente a viviendas donde el consumo de energía sea moderado.
“Están altos los costos de la energía y otras cosas, pero hemos tenido que hacer muchas cosas para que no salgan altas las tarifas. Eliminamos todos nuestros electrodomésticos. Si usted se fija, aquí no hay refrigerador, no hay televisión, todo para evitar el costo alto de la luz”, dijo López a la Voz de América.
Al igual que ella, otro nutrido grupo de ciudadanos viven en la pobreza y urgen a que se tomen medidas económicas más activas para incentivar a las familias que han sucumbido ante la crisis sociopolítica que comenzó hace tres años en Nicaragua, pero que se agravó con la pandemia del coronavirus, cuando miles perdieron sus trabajos.
Francis López, otra habitante de Managua, cuenta que a cada momento debe estar apagando las luces en algunos puntos de su vivienda para ahorrar energía y no sobrepasar el mínimo de consumo establecido para alcanzar la reducción del costo en su tarifa. “Tenemos que estar desconectando el cargador y prácticamente todo lo que se usa”, indicó.
Según un análisis de CNN en Español, basado con datos del Banco Mundial, la Cepal y GlobalPetroPrices, Nicaragua es uno de los países del mundo con los costos más altos de la energía. La situación obliga a miles de nicaragüenses a extremar sus medidas de ahorro.
Contrario a Nicaragua, algunos países aliados al gobierno del presidente Daniel Ortega, como Venezuela y Cuba, según la encuesta, tienen las tarifas más bajas.
Alzas en los combustibles también golpean
A otros ciudadanos también les preocupa el alto costo del combustible. Según el Comité de Cooperación de Hidrocarburos de América Central, Nicaragua paga la segunda gasolina más cara de Centroamérica. Costa Rica ocupa el primer lugar.
“Todo lo que hacemos en el trabajo del día es para el combustible y ya se nos dificulta llevar los frijoles a la casa”, dijo a la VOA Marlon Rocha, un hombre de 40 años que trabaja como taxista en la capital.
Algunos analistas e incluso la población cuestionan que no han visto reflejados los beneficios de los acuerdos petroleros que Nicaragua mantiene desde 2007 con Venezuela, los cuales suponían una mejora en la tarifa de energía y el costo del combustible.
“Simple y sencillamente se trata de un robo, que no comenzó ahorita”, criticó el economista Enrique Sáenz en una emisora local, al referirse a las constantes alzas en Managua.
En el caso específico del combustible, Sáez dice que “hay un sobreprecio que permite a los que están en el negocio obtener una sobreganancia a costillas de los nicaragüenses”.
Aunque no lo mencionó directamente, Sáenz ha criticado en otros momentos que Rafael Ortega, hijo del presidente Daniel Ortega, al mando de algunas empresas de hidrocarburos, como la Distribuidora Nacional de Petróleo (DNP-Petronic), sancionada en 2019 por Estados Unidos.
De acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), DNP es una compañía controlada por Rafael Ortega Murillo, así como por la vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, la cual ha sido utilizada para su propio enriquecimiento personal a partir de contratos no competitivos con instituciones gubernamentales nicaragüenses.
Ante este contexto, algunos nicaragüenses dudan sobre la posibilidad de un cambio de políticas públicas a menos de un mes de las elecciones, en las que Ortega busca un nuevo mandato, con siete precandidatos bajo arresto.
De hecho la más reciente encuesta de Cid Gallup, publicada en el medio Confidencial a menos de un mes de las elecciones, reflejó que el 32% de las personas consultadas concuerdan en que el problema prioritario de Nicaragua es la corrupción en el Gobierno.
La misma encuesta enfatiza otros problemas que perciben los ciudadanos son el desempleo, con 21%, seguido del alto costo de la vida con un 16%, y posteriormente el coronavirus.
Por esa razón, al menos un 76% de las personas consultas por Cid Gallup expresaron que Nicaragua va por el rumbo equivocado, alcanzando así números históricos en los resultados de los últimos años.