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Necesitamos un modelo que separe el consumo de recursos naturales del crecimiento económico, asevera Luisa Santiago

San José, 12 oct (elmundo.cr) – En entrevista con EL MUNDO, Luisa Santiago directora ejecutiva de la Fundación Ellen MacArthur para América Latina, aseveró que “necesitamos un modelo que separe el consumo de recursos naturales del crecimiento económico”.

Para Santiago, necesitamos un modelo que “en lugar de degradar el medio ambiente para fines económicos, lo regenere, generando un Impacto positivo”.

Ante esto a la experta se le consultó: ¿De qué manera se puede impulsar la economía circular en Costa Rica?

Para ser realizada, la transición a una economía circular requiere la acción de varios actores. Las empresas, que crean y comercializan productos y alimentos, deben entender la oportunidad de la economía circular y el riesgo de no prosperar en el futuro si no se realiza esta transición. Con este conocimiento, pueden rediseñar sus productos y modelos de negocio para ofrecer mejores opciones para las personas y la naturaleza.

Al mismo tiempo, necesitamos la acción de los gobernantes y formuladores de políticas públicas que puedan generar las condiciones habilitadoras para la economía circular. Es decir, producir las regulaciones que harán la transición hacia una economía circular más fácil y ventajosa a corto plazo, y aquellas que harán las prácticas lineales, contaminantes y derrochadoras, menos interesantes o incluso prohibidas.

Desde este punto de vista, Costa Rica es un país que se coloca en una posición de vanguardia al colocar la economía circular en el centro de su estrategia de desarrollo, a través de la estrategia nacional de economía circular y otras medidas de apoyo. Esto ciertamente ayuda y alienta el desarrollo de negocios que priorizan la circularidad, es decir, que disocian el crecimiento económico del consumo de recursos naturales y que ayudan a regenerar la naturaleza.

De igual forma se le cuestionó sobre: La Economía Circular como motor de desarrollo sostenible en Costa Rica, alineando la prosperidad económica con la conservación del ambiente.

Ante esto explicó que “el actual modelo económico lineal, que extrae recursos naturales, los transforma en productos y, después de un corto período de tiempo los desperdicia, es la causa principal de nuestros grandes desafíos ambientales, como la contaminación por plásticos, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Para afrontar estos desafíos y tener una economía que funcione a largo plazo, necesitamos un modelo que separe el consumo de recursos naturales del crecimiento económico y que, en lugar de degradar el medio ambiente para fines económicos, lo regenere, generando un Impacto positivo”.

Además añadió que “la economía circular es el modelo que se contrapone a la economía circular. Se basa en tres principios orientados por el diseño: eliminar los residuos y la contaminación, circular productos y materiales y regenerar la naturaleza. La propuesta es que los productos y modelos de negocio sean creados con esos principios en mente, lo que nos permite aprovechar y preservar al máximo los recursos, generando resiliencia y prosperidad a largo plazo. Esto significa que las empresas e incluso los países que hacen la transición a la economía circular, como Costa Rica, están en el camino para tener prosperidad económica basada en la regeneración de la naturaleza, lo que en consecuencia también genera beneficios para la sociedad”.

Asimismo de la mano de lo anterior se le interrogó como contextualizar: La  Economía Circular en la alimentación: principios de la economía circular para aprovechar la biodiversidad local y promover prácticas agrícolas que beneficien a los ecosistemas.

“Nuestro sistema actual de producción y consumo de alimentos es extractivo, derrochador y contaminante. Tenemos un problema doble de desnutrición y obesidad y, en general, por cada dólar gastado en alimentos, la sociedad paga dos dólares con costos de salud, ambientales y económicos, y la mitad de eso se debe a la forma en que se producen los alimentos”, explicó.

Además detalló que “hoy, el sistema agroalimentario es responsable de casi un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero globalmente, además de degradar los recursos naturales de los cuales depende, contaminar el aire, el agua y el suelo”.

“Por eso, necesitamos rediseñar nuestro sistema actual, construyendo uno que sea positivo para las personas, las empresas y el medio ambiente. Podemos crear un sistema de producción y consumo de alimentos que ayude a la naturaleza a prosperar, en lugar de obligarla a producir los alimentos que queremos. Una manera de hacerlo es a través del diseño circular de alimentos, que es la combinación del diseño con los principios de la economía circular (eliminar los residuos y la contaminación, circular productos y materiales y regenerar la naturaleza)”, acotó.

Santiago añadió que “las empresas de alimentos y los minoristas hacen varias elecciones con respecto a los productos, como su apariencia y sabor. De esta manera, si toman decisiones relacionadas con el tipo de ingrediente que utilizan y cómo se cultivan, pueden influir en la producción de alimentos y ofrecer productos de mejor calidad a las personas, a la vez que ayudan a la naturaleza a prosperar”.

“De acuerdo con el diseño circular de los alimentos, los productos alimenticios deben contener ingredientes que son más diversos (en variedad y especie), que causan menor impacto al ser producidos, que son suprarreciclados y, principalmente, producidos de forma regenerativa. Es decir, con prácticas que ayudan a mejorar la calidad de los suelos, la retención de agua, carbono y nutrientes, y la biodiversidad local. En América Latina y el Caribe ya tenemos una gran biodiversidad disponible para aprovechar estas oportunidades de diseño”, explicó.

La variedad local de ingredientes y especies nos da muchas oportunidades de crear alimentos con menor impacto. Además, al usar ingredientes de la biodiversidad local en los productos alimenticios, las empresas generan una demanda económica para la preservación de esos recursos, lo que también es un camino para regenerar los bosques.

Breve resumen de los beneficios económicos, sociales y ambientales de esta transición hacia un modelo de economía circular

<<La transición a una economía circular trae diversos beneficios económicos, ambientales y sociales. Para las empresas, ocasiona valor a partir de la reducción en los costos de compra de materias primas y fabricación de nuevos productos, lo que genera resiliencia a largo plazo. Para el medio ambiente y la sociedad, los beneficios incluyen menores emisiones de gases de efecto invernadero, regeneración de la naturaleza y reversión de la pérdida de biodiversidad, agua más limpia, además de productos y alimentos más saludables y accesibles>>, concluyó.

Luisa Santiago

Es directora ejecutiva de la Fundación Ellen MacArthur para América Latina y lidera el trabajo de la Fundación en la región, colaborando con líderes, empresas, gobiernos y academia para expandir el conocimiento y la acción para la economía circular en la región.

Luisa se unió a la Fundación en 2015, cuando ayudó a establecer su primera oficina fuera de Europa.

Antes de unirse a la Fundación, ella construyó una sólida carrera internacional en consultoría de estrategia y sostenibilidad en diversos sectores de la industria y gobiernos.

Posee maestría en Prácticas en Desarrollo Sostenible, posgrado en Gestión Ambiental y Licenciatura en Comunicación Social.

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