Barcelona, 17 jul (dpa) – El futuro próximo del Barcelona estará mañana en manos de sus socios, cuando 109.367 barcelonistas habilitados sean llamados a las urnas para decidir con sus votos al que será su presidente durante los próximos seis años, el 41º en la historia del club.
Según las encuestas, la pelea por el sillón presidencial se presenta como un pulso entre el titular saliente, Josep Maria Bartomeu, y el ex mandatario Joan Laporta, con los otros dos candidatos Toni Freixa y Agustí Benedito con pocas posibilidades sobre el papel.
El barcelonismo se enfrenta a una cita crucial para su futuro inmediato, apenas seis semanas después de la final de la Liga de Campeones de Berlín y de la obtención del brillante triplete logrado por el primer equipo de fútbol.
Precisamente, con los resultados del equipo que dirige Luis Enrique como principal aval, Bartomeu espera que los socios legitimen su condición de máximo mandatario después de haber accedido al cargo tras la dimisión del último presidente electo, Sandro Rosell.
“Sé lo que hacemos en nuestra candidatura. Rosell hace un año y medio que dimitió y se alejó del Barça”, aseguró en una entrevista al diario “Marca”.
Más allá de los resultados deportivos y de desmarcarse de su antiguo superior, el empresario catalán se ha esforzado en esta campaña por defender su gestión económica y el crecimiento exponencial de patrocinadores internacionales, que permitirán al club afrontar retos inminentes como la construcción del Espai Barça y la remodelación del Camp Nou.
Su imputación por el “caso Neymar”, la sanción impuesta por la FIFA al club por irregularidades en la contratación de futbolistas menores de edad, y la dependencia económica con Qatar han sido las principales armas esgrimidas por sus oponentes.
Laporta, ex presidente entre 2003 y 2010, parte como principal obstáculo para la opción continuista que representa Bartomeu con un modelo de club basado en cuatro pilares: “Cruyff, Masia, Catalunya y UNICEF”, tal y como resumió en la presentación de su candidatura.
“Si Bartomeu tuviese decencia, no tendría que estar en este proceso”, se despachó el abogado barcelonés en una entrevista en “Mundo Deportivo”.
Su duelo va mucho más allá de la lucha por la presidencia: refleja las dos corrientes de opinión imperantes desde hace décadas en Can Barça, desde que el divorcio entre el ex presidente José Luis Núñez y el otrora técnico Johan Cruyff provocase un cisma que aún repercute entre el barcelonismo.
Bartomeu es el preferido del socio más conservador y tradicional, los conocidos en el entorno azulgrana como “patidors” (en catalán, sufridores).
El carismático Laporta, que aún sigue contando con el apoyo del grueso del vestuario, representa al sector más renovador, a las nuevas generaciones que crecieron celebrando los éxitos, primero de la mano de Frank Rijkaard y más tarde con Josep Guardiola al frente de la nave azulgrana.
“Rosell y Bartomeu le hicieron la vida imposible a Pep”, añadió el expresidente, que contará con otro emblema en la historia reciente del club como Éric Abidal como secretario técnico.
Tildados respectivamente por Laporta como “submarino de Bartomeu” y “marca blanca”, los otros dos candidatos Freixa y Benedito aspiran a dar la sorpresa aunque con pocas posibilidades. “Prometo que acabaré con los ‘ismos'”, afirmó el primero. “Si no ganamos nosotros, ningún escenario me tranquiliza”, declaró el segundo, ambos en sendas entrevistas al diario “Sport”.
Los últimos sondeos, sin embargo, les siguen dando la espalda. Tras el debate televisado del martes, Laporta habría dado la vuelta a las encuestas y superaría a Bartomeu con ambos candidatos muy por encima del 30 por ciento de los votos, mientras que Benedito y Freixa apenas alcanzarían el 10 por ciento. El “soci”, más que nunca, tendrá la última palabra.