La selección de Costa Rica se encuentra en una encrucijada en la Liga de Naciones de la Concacaf, con la obligación de ganar su próximo partido ante Guatemala para evitar un fracaso que podría dejarla fuera de la competencia. El empate 1-1 ante Surinam no solo fue un golpe inesperado, sino que complicó seriamente las posibilidades de la Tricolor, que ahora está obligada a ganar para asegurar su clasificación como líder del grupo A.
Un panorama complicado
Costa Rica llegó a Paramaribo con la expectativa de sellar su boleto a los cuartos de final del torneo, pero el empate cambió el panorama drásticamente. Con cinco puntos en la tabla, el equipo dirigido por Claudio Vivas está en el segundo lugar, detrás de Guatemala, que tiene siete puntos tras su victoria contra Guyana. Detrás de la Sele, Surinam y Martinica se mantienen al acecho con cuatro puntos cada uno.
Las matemáticas son claras: Costa Rica debe ganar el martes en el Estadio Nacional para retomar el liderato del grupo y evitar depender de otros resultados. Un empate dejaría el camino libre para que Guatemala asegure la cima del grupo, y una victoria de Surinam o Martinica en sus respectivos partidos podría incluso eliminar a la Sele costarricense de la competición.
Las consecuencias del fracaso
Si Costa Rica no logra ganar, el escenario se vuelve sombrío. Un empate o una derrota, combinados con un resultado favorable para Surinam o Martinica, significaría la eliminación de la Tricolor no solo de la Liga de Naciones, sino también de la Copa Oro 2025, un golpe devastador para el fútbol costarricense.
Además, la eliminación en esta fase sería un duro golpe para la afición, que espera mejores resultados de su selección en este ciclo. La presión recae sobre los jugadores y el cuerpo técnico, quienes deberán demostrar que están a la altura del desafío.
La presión de los rivales
Costa Rica no solo juega por su clasificación, sino también por evitar un cruce difícil en la siguiente ronda. Clasificar como líder les permitiría enfrentar a rivales como Panamá o Canadá, mientras que finalizar en el segundo lugar los pondría frente a potencias como México o Estados Unidos, aumentando considerablemente la dificultad de avanzar.
La selección de Costa Rica se enfrenta a uno de sus desafíos más importantes en el actual torneo. Ganar es la única opción para mantenerse en la pelea por el título y evitar un fracaso que tendría serias repercusiones. Con la clasificación en juego, la Sele está contra la pared: o saca la tarea, o enfrenta un fracaso rotundo.
