Fútbol Nacional

Eduardo Li y su verdadero rol en medio de los rumores de su regreso al fútbol

El pasado 15 de abril, en ElMundo.CR, tomamos la decisión de contactar directamente a Eduardo Li, expresidente de la Federación Costarricense de Fútbol (FCRF), para conocer de primera mano si su proceso en Estados Unidos —en el que busca que se le levante el castigo impuesto por la FIFA— había finalizado y si existía alguna posibilidad de que pudiera volver a ocupar cargos dentro del fútbol.

Su respuesta fue breve pero clara: el proceso sigue en trámite y, por ahora, no puede dar más detalles al respecto.

En los últimos días, se desataron fuertes rumores sobre un eventual regreso de Li al balompié nacional. Recordemos que fue sancionado de por vida por el Comité de Ética de la FIFA el 21 de abril de 2017, tras ser uno de los implicados en el escándalo conocido como FIFAGATE. Desde entonces, reglamentariamente, no puede ocupar ningún puesto oficial en el fútbol.

La raíz de los rumores surgió por una reunión que generó especulaciones en el ambiente futbolístico. La verdad es mucho más simple de lo que se ha querido instalar.

Representantes de LINAFA, de la Liga de Ascenso y del Fútbol Femenino, buscaban un acercamiento con los dueños del Grupo Extra para explorar acuerdos de transmisión de partidos. Ante esa necesidad, recurrieron a Eduardo Li únicamente para que facilitara el contacto, dada su conocida red de relaciones.

Li no participó en la reunión, no negoció, no asumió ningún rol de representación ni de gestión. Su intervención se limitó a abrir una puerta de comunicación. Nada más.

Algunos aprovecharon este contexto para inflar la historia y construir narrativas sobre un supuesto regreso al poder, que no se sostiene de ninguna manera en los hechos ni en la normativa vigente.

Desde adentro, nos cuentan que quienes asistieron a la cita con el Grupo Extra lo hicieron exclusivamente para buscar opciones que ayuden a la sostenibilidad de las ligas menores y el fútbol femenino, en momentos donde los recursos económicos escasean.

Lo que está pasando refleja, también, la tensa realidad política que atraviesa el fútbol costarricense: cuando se aplican reglamentos con firmeza, siempre habrá resistencias. A eso se suman intereses que, lejos de pensar en el futuro del balompié nacional, buscan manipular escenarios en beneficio propio.

En definitiva, Eduardo Li sigue sancionado. Su situación jurídica internacional aún no está resuelta. Los rumores sobre su regreso son infundados. Y la verdadera historia detrás de su nombre en estos días es una muestra más de cómo, en el fútbol, la política nunca descansa.

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