Pekín, 22 ago (dpa) – La gloria está a poco más de 40 zancadas y a poco menos de diez segundos. Usain Bolt y Justin Gatlin protagonizarán mañana el momento estelar del atletismo de 2015 cuando se midan en la final de los 100 metros del Mundial de Pekín.
Si nada raro sucede en las semifinales, el Estadio Nacional será el escenario de la carrera más esperada, el cara a cara por el que los amantes del atletismo tanto tiempo llevan aguardando, el duelo entre el número uno de la velocidad y el único que parece capaz de destronarlo.
Bolt, el hombre más rápido de la historia, defiende el título. Gatlin, el mejor del año en la distancia, quiere el trono. El resto de los finalistas no deberían poner en problemas a la pareja de favoritos.
“Estoy en buena forma y estoy corriendo bien. Además, mi salida está mejorando. Estoy listo”, señaló recientemente Bolt, de 29 años.
Hoy logró un tiempo de 9,96 en las series, siendo el más rápido de su carrera, pero Gatlin paró el cronómetro en 9,83, el mejor de todos los participantes.
Bolt volvió a competir hoy en la ciudad en la que explotó en los Juegos de 2008 ganando los tres oros de la velocidad. Nada más volver a pisar la pista se dejó querer, aplaudió a la grada, y ésta le devolvió el saludo.
Desde 2008 nadie se atrevió a discutir el reinado del espigado atleta de 1,95 metros y alrededor de 90 kilos. En total suma ocho títulos mundiales y seis olímpicos. La única gran final que perdió fue en Daegu 2011, cuando fue descalificado en los 100 por salida nula.
La historia está de su lado. El presente no tanto. Lleva dos temporadas irregulares, con problemas físicos y su mejor tiempo de 2015 es 9,87 segundos (eso sí, con lluvia y viento en contra), 13 centésimas más lento que Gatlin.
Si Bolt es la gran estrella del atletismo mundial, el sprinter simpático y burlón, Gatlin encarna lo contrario: es el “bad boy”, el hombre serio. Su pasado, precisamente, no genera simpatías entre los hinchas.
El estadounidense, 1,85 metros y poco más de 80 kilos, fue sancionado dos veces por doping durante su carrera. Cumplió su segunda suspensión en 2010 y fue después, pasados ya los 30 años -ahora tiene 33-, cuando logró los mejores cronómetros de su carrera.
Junto con su compatriota Marion Jones, Gatlin es el rostro más conocido del doping en el atletismo en los últimos años. Pero al sprinter no le importa que haya gente que dude de su limpieza.
“Me da igual lo que opinen”, señaló a “Der Spiegel” sobre el escepticismo de los aficionados y la competencia. Lo que sí le importa es hablar de doping.
“Venga, hombre, deje ya esas preguntas”, le espetó al semanario alemán tras una cuestión sobre sustancias prohibidas. “La entrevista se terminó”, añadió cuando se volvió a sacar el tema.
Gatlin aseguró en otra ocasión que sus cuatro años alejado de las pistas fueron durísimos: “Mi madre perdió pelo, mi padre entró en depresión, yo engordé (…) Dije que cuando volviera iba a luchar hasta que no me quedaran fuerzas. Y es lo que hago desde 2010”.
Gatlin, que fue campeón olímpico del hectómetro en 2004 y mundial en 2005, vuela desde hace tiempo: acumula 26 victorias seguidas y ostenta la mejor marca del año en 100 (9,74) y 200 (19,57).
“Gatlin tiene una posibilidad real. Él piensa que Bolt no le puede ganar y tiene que estar convencido de ello”, analizó el estadounidense Maurice Greene, triple campeón mundial de 100 metros.
Bolt y Gatlin disputarán a las 19:10 las semifinales de los 100 metros. Y si no ocurre nada ilógico, ambos ocuparán las calles centrales en la final, programada para las 21:15 en el Nido de Pájaro.
Habrá 55.000 personas (ya no hay billetes) viéndolo en directo. Y unos cuantos millones a través de la televisión. Apenas durará diez segundos, pero promete ser el mayor espectáculo del atletismo -y posiblemente del deporte- en 2015.