Madrid, 26 may (dpa) – Hay historias que cambiaron el destino de la humanidad y, sin embargo, han quedado relegadas al olvido. Así ocurrió con la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, una epopeya que a principios del siglo XIX llevó a dos médicos y una enfermera españoles a recorrer los entonces territorios de Ultramar para poner fin a la sangría que estaba causando la viruela.
Dos siglos después, el escritor Javier Moro recupera su gesta en “A flor de piel”, que hoy sale a la venta en España y llegará el mes que viene a las librerías latinoamericanas. En ella, el autor de éxitos como “El sari rojo” y “Pasión india” vuelve a transportar al lector por un viaje tanto físico como emocional en el que los protagonistas se debaten entre su misión de salvar al mundo y la necesidad de salvarse a sí mismos.
Corría el año 1802 cuando el rey Carlos IV, preocupado por la altísima tasa de mortalidad de la viruela -de la que no se libró ni su propia familia-, decidió financiar una expedición que extendiera la recién encontrada vacuna. “Fue una locura genial, muy española en el buen sentido de la palabra, pues se trató de una verdadera quijotada”, cuenta Moro (Madrid, 1955) en un encuentro con un pequeño grupo de medios.
La primera vacuna de la Historia fue la de la viruela. La descubrió en 1796 el británico Edward Jenner y debe su nombre a que las mujeres que ordeñaban las vacas entraban en contacto con la viruela bovina (o vacuna), mucho menos patógena, de manera que acababan inmunizadas. Así, al cirujano Francisco Xavier Balmis, que fue nombrado director de la expedición, se le ocurrió la genial idea de que fueran niños quienes cruzaran el Atlántico para transportar la vacuna “brazo a brazo”.
“Era todo tan rompedor que tenía un punto de disparate”, explica Moro (Madrid, 1955) recordando que se trató de la “primera vez en la historia que se mezclaban fluidos animales con humanos”. Esto, además del dilema moral entre las autoridades por servirse de niños en lugar de enviar a soldados, provocó la reticencia de la Iglesia. Y es que al fin y al cabo, “era meterte el pus de una vaca enferma”, añade el autor. Pero el programa fue un éxito y no sólo por la vacuna en sí, “sino como creador de un sistema que fue “el embrión de la sanidad pública”.
Así fue como Balmis, su ayudante Josep Salvany e Isabel Zendal, reconocida por la OMS como la “primera enfermera de la historia en misión internacional”, zarparon desde La Coruña en la corbeta “María Pita” con 22 niños huérfanos encargados de transportar la vacuna. En su peligrosa travesía pasaron primero por Canarias para cruzar el Atlántico hasta Puerto Rico, Cartagena, Caracas o Ciudad de México para luego continuar hasta Manila.
“Es curioso como una gran hazaña reposaba sobre los hombros de los más pobres”, subraya este madrileño que hace cuatro años fue distinguido con el Premio Planeta por “El imperio eres tú”. Y es que qué padre en su sano juicio iba a mandar a sus hijos a una empresa tan arriesgada, que supondría seguramente no verlos más. Por eso, la misión tuvo que apoyarse “en el eslabón más débil de la sociedad: los niños huérfanos”.
Tampoco deja de sorprender que una historia así cayera en el olvido. “Ocurrió en los estertores de un imperio que estaba siendo fagocitado”, explica Moro, “una época muy mala en la que el país estaba más preocupado por el panorama político, con la invasión de las tropas napoleónicas…” Pero dos siglos después, y pese a que coincidiendo con el aniversario vieron la luz varias publicaciones, los nombres de los protagonistas siguen siendo desconocidos.
De hecho, hasta el año pasado no se supo con certeza quién era y de dónde venía la gallega Isabel Zendal, sobre la que se vertebra “A flor de piel”, aunque la Facultad de Medicina de la Universidad de Puebla (México) lleve su nombre. “Creo que los españoles tenemos una relación muy esquizofrénica con nuestro pasado, incluso hoy en día nos seguimos peleando por la historia, por la educación…”, apunta el autor, que reivindica que esta gesta “debería enseñarse en los colegios”.
Sobre la posibilidad de llevar la novela a la gran pantalla, se muestra pesimista. “Mis libros salen demasiado caros, aún estoy esperando que ocurra con ‘Pasión india'”, dice recordando que incluso Penélope Cruz llegó a firmar el contrato, pero al final el proyecto nunca llegó a buen puerto. Así que mientras tanto, él sigue buscando historias y rescatando las vidas de personajes poco conocidos. “Yo también necesito soñar y viajar”, dice sonriente.