Heredia, 15 nov (elmundo.cr) – El tráfico ilegal de vida silvestre representa una grave amenaza para la biodiversidad de Costa Rica, con especies como serpientes y tortugas entre las más afectadas.
A pesar de las leyes y convenios internacionales, la débil aplicación y la corrupción permiten que este comercio ilegal prospere, poniendo en riesgo ecosistemas y fauna.
De acuerdo con Shirley Ramírez, representante de la Comisión Nacional para la Gestión de la Biodiversidad, el marco normativo costarricense es sólido, pero su implementación es deficiente. “Esto genera un ambiente propicio para que continúe el tráfico ilícito”, señaló.
Las cifras son alarmantes. El comercio ilegal de vida silvestre genera ingresos de aproximadamente 23.000 millones de dólares anuales, convirtiéndose en uno de los negocios ilícitos más rentables del mundo. En Costa Rica, se han decomisado especies emblemáticas como un jaguar encontrado en una vivienda en Goicoechea.
El criminólogo Alejandro Fernández Martínez, especialista en delitos ambientales y bienestar animal, destaca la importancia del crimen organizado en el tráfico de especies. “En Costa Rica se han decomisado serpientes vendidas por más de 500.000 colones”, dijo. La corrupción dentro de algunas instituciones facilita estos crímenes.
Las redes sociales se han convertido en un aliado para el comercio de especies, donde los vendedores utilizan términos clave para evitar ser detectados.
Isabel Hagnauer, veterinaria del Rescate Wildlife Rescue Center, enfatiza que el centro recibe alrededor de 3.000 animales anualmente, muchos provenientes de decomisos policiales o entregas de particulares.
Para combatir el tráfico ilegal de vida silvestre, expertos recomiendan el fortalecimiento de la aplicación de la ley, la actualización de las leyes obsoletas y el aumento de las penas por delitos ambientales.
También es crucial la colaboración entre las autoridades, los centros de rescate y el público para denunciar casos sospechosos.