
San José, 23 abr (elmundo.cr) – Las facultades de Ingeniería y Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), en alianza con laboratorios privados y con el acompañamiento de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) impulsan la producción local de los hisopos que se utilizan para detectar si una persona padece de COVID-19.
El examen médico se realiza mediante un dispositivo que se llama hisopo, que se introduce profundamente en las dos fosas nasales hasta llegar a la nasofaringe, en donde se raspa y se obtiene la muestra necesaria para confirmar o descartar el diagnóstico mediante un análisis de laboratorio posterior.
Los hisopos escasean en todo el mundo debido a las restricciones y a la alta demanda, por lo que una solución es que se produzcan localmente.
El proceso, que por el momento todavía está en desarrollo y en continuo perfeccionamiento. Una vez que se obtengan los diseños finalistas, se enviarán a la CCSS para que sean sometidos a las pruebas correspondientes (ensayos preclínicos y clínicos) y las autoridades de salud puedan decidir cuál es el más idóneo.
Al llegar a esa última etapa, el país cuenta con la ayuda de varios laboratorios privados que ya le informaron a la UCR que están dispuestos a colaborar para masificar la producción de estos instrumentos.
Esta sinergia entre el sector público y el privado es producto del trabajo de la Agencia de Promoción de Inversiones en Costa Rica (Cinde).
A la fecha el proceso se encuentra en el análisis de laboratorio que realiza la Facultad de Microbiología, por lo que todavía resta al menos un mes más para que inicie la producción masiva de los hisopos.
“Nosotros evaluamos que los hisopos sean lo suficientemente ásperos para raspar el epitelio (capas compuestas por células) en la nasofaringe, pero que no la lastime. Además probamos la capacidad que tienen para poder empacarse y esterilizarse antes de ser utilizados, por lo que medimos su resistencia al calor. Asimismo, estos dispositivos se quiebran una vez que se obtiene la muestra, para poder introducir su cabeza dentro de un tubo que contiene una solución con sales y proteínas para que se mantenga en buen estado hasta llegar al laboratorio, por lo que entonces evaluamos su flexibilidad y el límite de fractura que deben cumplir”, explicó el Dr. Norman Rojas Campos, decano de la Facultad de Microbiología y quien tiene una especialidad en bacteriología médica del Instituto Karolinska, en Suecia.
Por su parte, el estudiante de Ingeniería Eléctrica Jose Pablo Carballo Gómez, miembro del equipo técnico envuelto en este proyecto que incluye a la Ing. Cindy Torres de Ingeniería Química, Ing. Diego Dumani de Ingeniería Eléctrica y la Dra. Mavis Montero de la Escuela de Química, indicó que hicieron un estudio para identificar cuáles hisopos podían funcionar adecuadamente y llegaron a la conclusión de que la mejor opción son los que se pueden crear en impresoras 3D que usan un tipo de resina biocompatible, y que usualmente se utilizan en laboratorios dentales.
“Recurrimos a expertos en modelado 3D y programación para crear varios diseños de hisopos para después perfeccionar las propuestas y enviarlas a imprimir, entre ese grupo de personas están Francisco Quesada, Carolina Aguilar y Carlos Jenkins. Ellos además de los dos laboratorios dentales que nos ayudaron a imprimir en 3D, donaron su tiempo, los materiales y la realización de procesos especiales, como el lavado y fotocurado con temperatura, por ser un instrumento médico”, manifestó Carballo.
Finalmente, el decano de Ingeniería, Ing. Orlando Arrieta Orozco, aseveró que la UCR realiza el diseño de los hisopos, además de la validación del material y de los prototipos, la CCSS aprueba el diseño y al final empresas externas los fabricarían a mayor escala.
“Todo este conocimiento que genera la universidad pública existe gracias a la inversión que realiza el país en educación y es en situaciones de emergencia como la que vivimos hoy en día, que esta capacidad instalada y la calidad del recurso humano sale a relucir para enfrentar los retos que plantea esta crisis sanitaria, con soluciones basadas en la ciencia y mediante equipos de trabajo multidisciplinarios”, acotó Arrieta.