San José, 12 ene (elmundo.cr) – “Si lo que buscaban era ayudar al Gobierno, lo aniquilaron. Ayer (martes) el PAC aniquiló el Gobierno de Luis Guillermo Solís, le puso en bandeja al Movimiento Libertario lo que ellos querían”.
Esas fueron las declaraciones que dio Gerardo Vargas Varela, diputado del Frente Amplio a los diputados del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC), luego de que este miércoles el Presidente de la Asamblea Legislativa, Antonio Álvarez Desanti, anunciara que renunciará –temporalmente– a ese puesto a partir del 22 de enero y hasta, al menos, el 3 de abril.
El verdiblanco tomó esa decisión luego de que ayer, por espacio de hora y media, diputados del PAC lo atacaran y le pidieran la renuncia al cargo, porque durante su inscripción como precandidato presidencial, afirmó que el Gobierno de Solís era la “noche oscura del PAC”.
Asimismo, el partido de Gobierno acusó a Álvarez Desanti de estar en una posición de poder por encima del resto de legisladores; además de usar la Presidencia del Directorio Legislativo para beneficiarse, al evadir el debate con los diputados del PAC, arguyendo que no podía hacerlo desde su curul de Presidente.
Mediante una carta dirigida al vicepresidente legislativo, José Alberto Alfaro del Movimiento Libertario, Álvarez Desanti confirmó que dejará el puesto hasta que culmine la convención interna del Partido Liberación Nacional.
La salida del legislador del puesto es un duro golpe para los intentos del Gobierno de Luis Guillermo Solís de aprobar las modificaciones a los impuestos de ventas y renta.
Desanti había manifestado estar dispuesto a pagar el costo político de aprobar durante el actual Gobierno los proyectos de impuestos, sin embargo, tras su salida y la toma de poder de José Alberto Alfaro del partido de derecha, las posibilidades de que esas iniciativas avancen son nulas.
Inclusive, Rosibel Ramos del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y quien además dirige la Comisión de Asuntos Hacendarios del Congreso, ofreció una alianza a Alfaro para paralizar los proyectos de impuestos de Solís. El libertario recibió con buenos ojos los comentarios de la diputada.
Seguidamente, el jefe del Movimiento Libertario, Otto Guevara Guth dijo en micrófonos que la presidencia libertaria en el Congreso le va a dar tranquilidad a los costarricenses “de que el Gobierno no los va a aturusar con impuestos, hasta por lo menos el mes de abril”.
Marcela Guerrero, diputada del PAC y quien fue la primera que el martes solicitó a Desanti renunciar a la presidencia legislativa, pidió a José Alberto Alfaro tomar en consideración que el papel de Presidente del Congreso requiere construir acuerdos.
Estas declaraciones fueron respondidas nuevamente por Gerardo Vargas del Frente Amplio, quien le pidió al PAC asumir las consecuencias de sus actos.
El legislador de izquierda resaltó que durante el mandato de Desanti, el Congreso había mantenido relaciones cordiales y de negociación, que culminaban con la aprobación de proyectos de Ley, sin embargo, ahora bajo el mando de un férreo opositor a más impuestos el Gobierno tendrá difícil –por no decir imposible– avanzar con su plan fiscal.
“Usted (José Alberto Alfaro) es un logro PAC. Hay que agradecerle al PAC que esté en la Presidencia hasta el 2 de abril. Hacemos votos para que las cosas puedan funcionar como se deben”, dijo Mario Redondo del Partido Alianza Demócrata Cristiana (PADC).
Anteriormente, el propio Alfaro se dirigió a diputados del PAC por sus críticas al liberacionista. “Antonio Álvarez era el mejor aliado que ustedes tenían y ayer le tiraron duro”, declaró.
MANEJO POLÉMICO. José Alberto Alfaro, designado como vicepresidente del Congreso tras las elecciones de 1 de mayo del 2016 en Cuesta de Moras, tiene un particular manejo del debate parlamentario que no es bien recibido por todos.
El diputado, que ganó popularidad el año anterior por organizar un viaje con varios diputados hacia Nicaragua y luego hablar de “abrir las fronteras” entre ambos países, se caracteriza por un manejo pausado y a veces torpe de las sesiones del Pleno.
Alfaro durante el año anterior, presidió una sesión clave donde debían aprobarse en primer debate dos proyectos de Ley contra el financiamiento al terrorismo, solicitados por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), pues de lo contrario el país entraría en una “lista gris” de naciones que no colaboran con el combate al terrorismo.
En esa ocasión y producto de un rompimiento de quórum, los proyectos no fueron votados y los legisladores se fueron a vacaciones de medio periodo sin aprobar los proyectos.
Quienes quedaron por fuera del salón de sesiones afirmaron que la culpa fue del diputado libertario, pues este olvidó advertir que no había quórum y dejó transcurrir los cinco minutos que estima el Reglamento de la Asamblea Legislativa para restituirlo, pues de lo contrario se deben cerrar las puertas, pasar lista y dar por terminada la sesión.
Ese manejo del Congreso ha ocasionado que en múltiples ocasiones las sesiones del Pleno se salgan de control e impere el caos y el desorden. De repetirse estos escenarios, no solamente los proyectos de impuestos del Gobierno no verán la luz, sino tampoco los demás que están en la agenda actual de Cuesta de Moras.
La llegada al poder del diputado libertario no podía haber llegado en peor momento para Casa Presidencial. El proyecto de impuesto a las personas jurídicas, el cual la fracción del Movimiento Libertario obstaculizó durante meses, quedó aprobado en primer debate y quedó pendiente la segunda votación antes de regir como Ley.
Si bien la votación había quedado pactada para la próxima semana, el Libertario anunció que presentaría una consulta ante la Sala Constitucional en contra del proyecto, por lo que, para cuando retorne la respuesta de los magistrados, el Congreso ya estará bajo control del partido que tiene bajo consigna “no más impuestos”.
Entre las tácticas dilatorias que podría usar José Alberto Alfaro para hacerle la vida imposible a Casa Presidencial está pedir reiterados recesos o interrumpir la sesión por rompimientos de quórum, así como abrir debates “por el orden” en los que se consume el tiempo en discusiones estériles para no conocer los proyectos de Ley en la agenda.
Ese fue el caso de la sesión de ayer miércoles. Si bien Desanti dejará el cargo a partir del 22 de enero, ayer se ausentó del Congreso por lo que Alfaro presidió la sesión.
Aunque estaba en agenda el proyecto de reforma constitucional para que a un diputado se le cancele su credencial por faltas al deber de probidad, una reforma exigida por la Sala Constitucional y cuyo fallo han irrespetado los diputados desde hace siete meses, el mismo no se conoció pues Alfaro fue generoso en otorgar dos minutos de tiempo a cada diputado que los pedía, para hablar “por el orden”.
Mientras el resto de diputados de partidos políticos recalcaban al Partido Acción Ciudadana (PAC) el grave error que habían cometido al pedirle a Álvarez Desanti que renunciara al cargo, dejando al Movimiento Libertario con el poder de la Asamblea, el partido de Gobierno guardó silencio, a excepción de la congresista Marcela Guerrero.
Ella fue la primera en pedirle a Antonio Álvarez que renunciara a la Presidencia para “debatir” los logros que ha tenido la actual Administración. Seguidamente, el pedido fue secundado por otros tres diputados del PAC, pero quien más fustigó al verdiblanco fue el subjefe de los oficialistas.
Franklin Corella llamó “mentiroso” a Álvarez y lo retó a renunciar. En ese momento, el liberacionista advirtió que si esa era la posición del partido de Gobierno, se plantearía seriamente dejar el puesto, algo que ocurrió menos de 24 horas después.
Esta no es la primera vez que la fracción del PAC genera conflictos que afectan a Casa Presidencial. Anteriormente, diputados se han enfrascado en discusiones con la oposición, durante el trámite de proyectos de Ley, ocasionando que se genere un ambiente de tensión que impide la votación final de las iniciativas.
Inclusive, el año anterior, varios diputados del PAC firmaron una consulta de constitucionalidad a un proyecto de Ley que Zapote urgía aprobar, retrasando su aprobación por varios días. Tras duras críticas por parte de otros congresistas por su accionar obstaculizador al Gobierno, los diputados retiraron su firma y aprobaron el proyecto.
