La sombra del cierre bananero en el sur: origen de la problemática actual de desalojos

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Finca Cháguina en la actualidad

San José, 18 set (elmundo) – El abandono, hace más de tres décadas, de las plantaciones bananeras en la zona sur costarricense, generó una crisis productiva con implicaciones sociales, entre ellas, la pérdida de trabajo, la consecuente agudización de la pobreza, así como el desencadenamiento de procesos de toma de tierras por parte de campesinos y ex trabajadores bananeros.

Este fue el caso de las Fincas Chánguina y Térraba, las cuales fueron ocupadas en el año 2001 por sus ex trabajadores.

La crisis se instaló en las plantaciones del área, a raíz de que la Compañía Bananera de Costa Rica –filial de la empresa frutera estadounidense United Frui Company- abandonó, en la década de 1980, algo más de nueve mil hectáreas de cultivo en la zona.

En virtud de que la actividad bananera fue importante generadora de empleo, tanto directo como indirecto, el cese de operaciones generó depresión económica y agudizó la pobreza, fenómeno socioeconómico histórico en la zona.

Dado que cada empresa utilizaba 0.90 hombres por hectárea, y las fincas cubrían aproximadamente 2664 hectáreas, se quedaron sin empleos cerca de 2500 trabajadores, y se afectaron 10.000 empleos indirectos.

Los gobiernos respectivamente presididos por Luis Alberto Monge (1982-1986), Oscar Arias (1986-1990), Rafael Angel Calderón (1990-1994), cumplieron esfuerzos por lograr la reactivación, iniciativas que invariablemente fracasaron.

Dicha ideas se centraron en la reactivación de la producción bananera, así como en la sustitución del tradicional cultivo de banano –establecido en 1925-, por cacao y también por plátano.

En cuanto a las fracasadas iniciativas de sustitución, Rodolfo Echeverría, administrador de las Fincas  Chánguina y Térraba -las dos de mayor y mejor producción en la zona, hasta la reciente ocupación por ex trabajadores-, mencionó, a manera de ejemplo, el proyecto de siembra de plátano.

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Chánguina, finca tomada por los ex trabajadores bananeros

El plan, que cubrió unas 900 hectáreas en seis fincas, fracasó “posiblemente por deficiente administración. En principio, tuvieron un buen contrato con (la empresa frutera estadounidense) Del Monte, buen precio”, pero “no sé, realmente, cuál fue la razón por la que no pudieron salir adelante”,  afirmó Echeverría.

El experto dijo que “el problema que tiene el plátano, también, es que no es como el banano, que (…) las matas producen hijos, y sobreviven veinte años”.

Según Echeverría, los productores involucrados en el frustrado proyecto lograron exportar durante aproximadamente un año, nada más,

Truncado ese proyecto, “está paralizada la zona, digamos, esas fincas por lo menos y lo único que hay, en el sur –que siempre ha habido-, es palma africana”, planteó.

Para 1989 comenzaron algunos esfuerzos gubernamentales por reactivar la producción bananera sureña, los que se materializaron, inicialmente, en la siembra de 3,045 hectáreas, pero variadas dificultades entorpecieron la recuperación.

El proceso de reactivación productiva estuvo a cargo de Corbana, institución estatal que por diferentes incompetencias administrativas, fue incapaz de sacar adelante la rentabilidad de las  fincas bajo su responsabilidad.

La imposibilidad de las fincas de solventar sus deudas y cancelar créditos bancarios, adquiridos con el extinto Banco Anglo, el Banco Nacional, INFOCOOP, el fideicomiso Pipa-Bancrádito así como los contraídos con la misma Corbana, resultó en un endeudamiento excesivo que fluctuó entre los 23107 y 39681 dólares por hectárea.

Por este motivo, en el año 2000, Corbana elaboró una propuesta de solución a la problemática bananera del Pacífico Sur, la cual se dividió en dos alternativas; el remate de las fincas o su dación en pago a los bancos con quienes se mantenían las deudas.

Para la implementación de esta iniciativa de cierre de la producción bananera por parte de Corbana, dicha instancia giró el dinero correspondiente a la liquidación de los trabajadores, política a la cual, no se sometieron las fincas Chánguina y Térraba.

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Casas del cuadrante 3, las cuales fueron ocupadas por los ex trabajadores de finca Chánguina

Según el administrador de las fincas, Rodolfo Echeverría, el motivo de que estas propiedades no se sometieran a directriz de Corbana, fue la intención del arrendatario de las mismas, Oscar Echeverría Heigold, de continuar con la producción, ya que estas presentaban condiciones más favorables de producción que las demás.

No obstante, problemas con el atraso en los pagos, condujeron a los trabajadores a la realización de la huelga por la que finalmente fueron despedidos, situación que detonó  un proceso de invasión a ambas fincas.

El decaimiento del modelo productivo bananero en el sur, la ineficiencia administrativa de Corbana, así como sucesivos fracasos gubernamentales en la reactivación de la producción, tuvieron como consecuencia no solo la crisis productiva sino además una crisis socioeconómica, lo que se tradujo en tomas de tierras por parte de campesinos y ex trabajadores, actualmente actores principales de los procesos de desalojo.

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