San José, 12 feb (elmundo.cr) – Un equipo auditor externo evaluará esta semana las prácticas de pesca que se aplican en Costa Rica para la captura de especies como el atún aleta amarilla, dorado y pez espada.
Se trata de un paso necesario para avanzar en un proceso de certificación pesquera hacía el Marine Stewardship Council (MSC), entidad independiente que premia a las pesquerías del mundo que adoptan prácticas de pesca sostenible.
Para cumplir con los estándares internacionales de pesca, el Proyecto de mejora para la pesquería de atún aleta amarilla, dorado y pez espada (FIP, por sus siglas en inglés) desarrolló desde el 2019 un plan de trabajo en el cual paulatinamente se han introducido mejoras en la pesca de las tres especies, tanto con el uso del arte de pesca de palangre como con el llamado palo verde o green stick, un arte de pesca complementario que utilizan algunas embarcaciones de la flota comercial de mediana escala y avanzada. Asimismo, considera acciones para mitigar el impacto de estas prácticas pesqueras en otras especies, como por ejemplo tortugas marinas.
“Este Proyecto FIP es el primero de su tipo en Costa Rica y es clave para que el país fortalezca a nivel global su posicionamiento internacional. El proceso de auditoría al que se someten las pesquerías es voluntario y es clave para confirmar el trabajo que venimos haciendo por una pesca responsable en el país. Esto supone un incentivo para que se produzcan cambios en las prácticas de trabajo al nivel de la pesquería, minimizando problemas tales como la pesca ilegal, las capturas incidentales y los impactos medioambientales. Es una apuesta ganadora para todas las partes”, afirmó Heiner Méndez Barrientos, ministro de Pesca y Acuicultura.
Por más de tres años consecutivos el sector palangrero nacional en conjunto con empresas privadas y Gobierno ha estado trabajando en adoptar este modelo del FIP con fecha de cumplimiento al 2025. Este es un modelo único mundial de FIP en el que toda la cadena de suministro y las autoridades trabajan integradamente en búsqueda de la sostenibilidad en estas pesquerías.
“Cada seis meses reportamos avances en Fishery Progress, una plataforma internacional que verifica la información y que exige una auditoría externa y este es el proceso que iniciaremos con gran satisfacción esta semana. Esta plataforma funciona como medio de consulta para compradores nacionales o internacionales que quieran adquirir productos sostenibles y por esto este proceso de auditoría del trabajo realizado en los últimos tres años es clave para continuar accediendo con nuestros productos a mercados internacionales sostenibles. La sostenibilidad ya no es opcional en los nuevos mercados, si no una responsabilidad comercial”, explicó Rodrigo Sandoval, presidente de la Cámara Nacional de Empresas de Productos Pesqueros y Acuícolas (CANEPP).
Dentro las mejoras más significativas del FIP en Costa Rica, y que serán evaluadas por el equipo auditor externo, se encuentran el desarrollo de capacitaciones para que los capitanes de la flota comercial de estas pesquerías colecten datos correctamente en el mar, la elaboración de una herramienta tecnológica que integra todos los formularios del viaje de pesca e inspecciones, la elaboración del Plan de Acción Nacional para la Conservación y Ordenación de Tiburones (PAN Tiburón 2020-2025), la colaboración estudios genéticos sobre poblaciones de dorado en el océano Pacífico oriental, participación de Costa Rica en el plan piloto de monitoreo electrónico en el marco de la CIAT y la elaboración de una ruta para el diseño de un programa de observadores a bordo.
“Como parte de estas buenas prácticas, el sector palangrero se ha comprometido también con el Proyecto Mejores prácticas en el manejo y liberación de tortugas marinas cuyo propósito es realizar una adecuada manipulación durante la liberación de estas especies y así reducir el impacto de la pesca incidental de tortugas marinas que quedan atrapadas como parte de la actividad de pesca. En un futuro próximo la idea es que este sea un curso obligatorio para toda la flota”, explicó Mauricio González, director ejecutivo del Sector Palangrero Nacional.
La auditoría
La auditoría correspondiente al tercer año del plan de trabajo del FIP incluye una revisión inicial de los avances y productos reportados en la plataforma y una serie de entrevistas presenciales con participantes del proyecto y actores interesados en la pesquería.
Del 8 al 10 de febrero, el equipo auditor externo estará realizando una visita para evaluar el impacto y desempeño de las actividades del FIP, contra el estándar de pesquerías del Marine Stewardship Council. La evaluación incluye los tres principios de MSC.
En términos generales, estos principios tienen que ver con el estado y la salud de las poblaciones de peces; el impacto de la pesquería en el ecosistema circundante, y si se está minimizando el impacto ambiental y; finalmente, la efectividad y las prestaciones del sistema de gestión de la pesquería, es decir, si están bien gestionadas las actividades pesqueras”, explicó Sandra Andraka, Coordinadora del Proyecto FIP en Costa Rica.
La auditoría evaluará el desempeño actual de la pesquería, verificará los avances reportados en el perfil del proyecto en fisheryprogress.org y presentará recomendaciones de mejora para el proyecto.
Pesquerías auditadas
Para el sector exportador, sector pesquero y el gobierno de Costa Rica, el primer FIP de atún, dorado y pez espada de nuestro país es una oportunidad para mostrar al mundo que el país está avanzando de manera importante en la consolidación de pesquerías sostenibles.
De acuerdo con datos de Procomer, la exportación de atún, pez espada y dorado alcanzó los $26,8 millones en el 2018. La mayor parte de las capturas del Pacífico costarricense de grandes pelágicos como el atún, dorado y pez espada son destinadas a la exportación. De hecho, el 95% de las exportaciones de dorado van hacia Estados Unidos, siendo también este país el principal destino del atún.
Con la mejora en las pesquerías de atún, dorado y otras especies de pelágicos que impulsa el país, se benefician más de 70 mil personas que trabajan vinculadas al sector pesquero palangrero a lo largo de la cadena de valor, entre ellas quienes se dedican a la pesca, procesamiento, distribución, comercialización y la exportación de productos marinos.