San José, 18 may (elmundo.cr) – Costa Rica tiene grandes fortalezas ambientales que son parte de su imagen y su evolución histórica, y que la han llevado a posicionarse en el mundo como una nación responsable e innovadora en materia ecológica. No obstante, estudios recientes han detectado amenazas y situaciones particulares que llaman la atención sobre importantes vulnerabilidades del sistema de protección, y sobre algunos ecosistemas.
En el marco de la celebración del “Día Internacional de la Biodiversidad”, el Vigesimosegundo Informe Estado de la Nación hace énfasis en aquellos retos de la conservación que tienen que ver con ecosistemas específicos, tales como los manglares y los recursos marinos; que llaman la atención sobre la importancia de que el país refuerce las acciones en estos ámbitos.
Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) señaló que las reservas de la cordillera de Talamanca, La Amistad y el Parque Nacional La Amistad, consideradas una sola unidad entre Costa Rica y Panamá, se encuentran en riesgo ante actividades dañinas como la minería (que Costa Rica prohibió por ley en 2010, para algunas modalidades), el desarrollo de represas hidroeléctricas y el uso insostenible del recurso hídrico.
Otra amenaza que compromete la integridad de los ecosistemas son los incendios forestales. En los últimos diecisiete años el área arrasada por estos eventos dentro de Áreas Silvestres Protegidas (ASP) ha estado en un rango de entre 857 y 9.541 hectáreas, con su punto máximo en 2001. Como promedio anual, entre 1998 y 2015 se quemaron 4.256 hectáreas en ASP. En 2015 el territorio afectado fue de 4.534.
En cuanto a la biodiversidad, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) registró que, de 3.812 especies amenazadas a nivel global que están presentes en Costa Rica, un 8,6% se ubica en las categorías en peligro crítico, en peligro o vulnerable. Entre 2011 y 2015 se incrementó en 12% el número de especies registradas en la “Lista Roja” de esa organización. El 40,5% son plantas, 18,7% anfibios y 17,5% peces
Además, la UICN reportó 73 especies endémicas en el país, de las cuales el 54,8% se encuentra amenazado. Los anfibios son el grupo taxonómico con mayor cantidad de especies en esa condición (62,5% del total). Según la “Lista Roja”, los grupos menos afectados son los mamíferos y los cangrejos de agua dulce. Asimismo, en Costa Rica 1.118 especies figuran en alguno de los apéndices de la “Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres”; el 68,1% son plantas.
En cuanto a los recursos marino-costeros, desde hace varios años se vienen creando herramientas formales para su protección, pero hay evidencias de que persiste la sobreexplotación pesquera y que ello amenaza la biodiversidad marina.
Varios estudios brindan información sobre las presiones que sufre la biodiversidad marina de uso comercial. En primer lugar, la Comisión Científico Técnica (CCT) del INCOPESCA –constituida en 2015- emitió un pronunciamiento sobre la pesquería de sardina del complejo Opisthonema en el océano Pacífico, en el cual señala que, pese a la amplia investigación científica realizada, la extracción muestra una disminución progresiva desde 1975.
Entre sus conclusiones indica que ninguna de las vedas aplicadas por el INCOPESCA ha protegido la población de este grupo de especies, ni ha tomado en cuenta su distribución espacial en el momento de la reproducción; que la sobreexplotación del recurso afecta la pesca artesanal y que no existe control, ni se lleva registro de la captura incidental que ocurre en la pesquería de sardina, pese a que así lo ordena la Ley de Pesca y Acuicultura.
Adicionalmente, la CCT efectuó un examen sobre las implicaciones de las vedas establecidas en el golfo de Nicoya en el período 2003-2015 y determinó que estas no han logrado sus objetivos, es decir, no resguardan las etapas más vulnerables del ciclo vital de las especies, no promueven la recuperación del recurso ni generan la compensación económica que podrían obtener los pescadores por la regeneración de las poblaciones.
Los resultados además muestran que las especies que conforman las capturas han aumentado o disminuido su composición de forma alarmante; se desconocen las implicaciones que ello puede ocasionar en el ecosistema, ni en la cadena alimenticia.
Con el propósito de enfrentar las presiones sobre ecosistemas específicos, se encuentran en marcha diversas iniciativas estatales y privadas, como por ejemplo, en 2015 el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) comenzó a ejecutar el proyecto “Conservación, uso sostenible de la biodiversidad y mantenimiento de los servicios de los ecosistemas de humedales protegidos de importancia internacional”.