Heredia, 19 mar (elmundo.cr) – Investigadores de la Universidad Nacional (UNA) han detectado genes de resistencia a antibióticos en nutrias y peces del río Peñas Blancas, en la zona norte de Costa Rica.
Este hallazgo plantea la posibilidad de propagación de “súper bacterias”, resistentes a los antibióticos comunes, lo que representa un riesgo para la salud humana y animal.
El estudio, liderado por Kinndle Blanco del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET-UNA), se centró en el microbioma intestinal de las nutrias neotropicales (Lontra longicaudis), una especie que refleja las condiciones ambientales del río.
“Confirmamos la presencia de genes de resistencia a los antibióticos en muestras de heces recolectadas entre 2019 y 2022”, explicó Blanco. El análisis reveló genes de resistencia a tetraciclinas, quinolonas y sulfonamidas, antibióticos usados tanto en humanos como en animales.
La contaminación del río por residuos agrícolas, ganaderos y farmacéuticos se identifica como la causa principal de este fenómeno. “Las nutrias no van a la farmacia ni se automedican. Entonces, ¿por qué están apareciendo estos genes en sus microbiomas? La explicación está en las actividades humanas y en la contaminación del agua”, afirmó Blanco.
Los peces, que también están expuestos a los contaminantes, incorporan estos genes y, al ser consumidos por las nutrias, contribuyen al ciclo de resistencia.
El estudio detectó la presencia de pesticidas como clorpirifos, diazinon e imidacloprid, y antibióticos como quinolonas y sulfonamidas en el agua del río. Además, se observó una disminución en la biodiversidad de macroinvertebrados acuáticos en las zonas más contaminadas, lo que indica un deterioro de la calidad del agua.
Entrevistas realizadas en fincas agropecuarias de la subcuenca revelaron un manejo inadecuado de plaguicidas y antibióticos. “Comúnmente no es considerado como contaminante por la población, lo que lleva a su uso irresponsable y eventual desecho en fuentes de agua”, señaló Blanco.
Las aguas residuales de la ganadería y los desechos de mataderos y agroindustrias, a menudo vertidos directamente al río sin tratamiento, agravan la situación.
El estudio propone recomendaciones para las fincas, incluyendo el registro de aplicaciones de productos, el uso de protección adecuada, la limpieza del equipo lejos de cuerpos de agua y la gestión responsable de envases vacíos.